«Papá, quiero un coche»
Cuando llega ese día en que nuestro hijo o hija, ya con el carné en el bolsillo, pide un vehículo asaltan un millón de dudas. ¿Accedo? ¿Me espero? ¿Que eche mano de uno usado o de casa con años a cuestas...? En estas líneas despejamos algunas incógnitas
![«Papá, quiero un coche»](https://s1.abcstatics.com/Media/201506/27/conductores_jovenes--644x362.jpg)
Como en tantas facetas de la vida, no es fácil afrontar que nuestro hijo o hija se ha convertido en conductor . Pero ese día llega, a menudo cuando cumplen poco más de 18 años y aún los vemos «pequeños».
Y es entonces cuando muchos se plantean qué hacer . ¿Le compro un coche como pide? ¿Me espero dando largas, aún a riesgo de soportar «caras largas»? ¿«Tiro la casa por la ventana» y me embarco en un regalo en toda regla, a capricho ? Según la OMS los accidentes de tráfico son la primera causa de muerte entre los jóvenes de todo el mundo, y la segunda razón de discapacidad por detrás de la depresión. Un dato que invita a pensar que la seguridad a bordo del nuevo vehículo tiene que ser la prioridad fundamental a la hora de plantearse la compra.
Como norma, lo bueno cuesta caro . Pero no siempre es necesario comenzar por un modelo de altas cilindrada y potencia, ni tampoco por un exclusivo descapotable que, a buen seguro, terminaría acarreando más problemas que satisfacciones. Por otra parte, el ímpetu de la juventud casa mal con la falta de experiencia , de modo que a más caballos mayores velocidad y riesgos innecesarios.
Sobre todo, utilitarios medios
Ante todo, es imprescindible determinar qué uso hará del vehículo el recién estrenado conductor. Normalmente, ir de casa a la universidad, a un primer trabajo y salir con los amigos serán los destinos recurrentes. También algún que otro viaje vacacional.
Así que estamos describiendo un modelo utilitario medio, de 3 ó 5 puertas, preferiblemente con motor de gasolina pequeño -unos 75 CV- y caja de cambios manual. Un modelo como ése, con aire acondicionado, radio-CD y Bluetooth, viene a costar, nuevo, unos 10.000 euros. Además, implica una serie de gastos más o menos asumibles, como un gasto en torno a 7 l/100 km.
Si el vehículo es nuevo , lo habitual es asegurarlo a todo riesgo, al menos durante un año. La póliza será una de las partidas más gravosas: un joven piloto conduciendo un coche deportivo pagará una prima muy superior -incluso habrá quien directamente no le asegure- a la de un usuario de mayor edad a los mandos de un sedán familiar. Cuestión de estadística: el primero es mucho más sensible a la siniestralidad que el segundo.
De ahí que muchos padres opten por asegurar el coche como tomadores de la póliza , siempre, claro, haciendo constar como conductores habituales a sus vástagos . Hacerlo encarece la prima, pero no tanto como si el asegurado fuese directamente una persona de 18 años.
Ojo: no basta con consignar a un conductor veterano omitiendo al menos experimentado, pues si surgen problemas la compañía aseguradora no se hará cargo de los daños y la parte contraria tendrá motivos para litigar y ganar.
Eterno dilema
En casos como el que nos ocupa, es inevitable plantearse la compra de un automóvil de segunda mano frente a la de uno nuevo cuando nuestro hijo o hija debuta al volante. Un coche que ya está en casa en buen estado, aunque tenga años a cuestas, puede ser una solución perfecta.
Por su parte, el mercado de ocasión ofrece alternativas muy razonables , aunque en muchos casos cambio de compras al contado. Por ejemplo, un utilitario de segmento –el más popular– bien cuidado suele oscilar entre 3.000 y 8.000 euros .
La última es una cifra incluso superior a la de algunas propuestas nuevas, como la del fiable Dacia Sandero, que la firma rumana de Renault publicita desde 6.400 euros , aplicando todos los descuentos posibles. Y es que, ante ciertas propuestas usadas, una buena financiación de coche nuevo puede ser más tentadora, fiable y sensata. Además, estos últimos aparejan una garantía completa. Eso sí, ¿quién no valoraría entonces asegurarlo a todo riesgo o pagar por una plaza de garaje ?
Si eres novel recuerda que...
Un conductor novel debe tener en cuenta algunos aspectos importantes . Sin ir más lejos, y como recuerdan desde DonCar , durante los dos primeros años tras la obtención del permiso B la tasa de alcoholemia pasa de 0,25 mg/l en aire espirado a 0,15 mg/l. En sangre también se reduce de 0,5 g/l a 0,3 g/l. Otra cosa: en los test antidroga las pruebas de saliva detectan sustancias estupefacientes hasta pasadas 5 ó 6 horas desde su consumición.
Está demostrado que la actitud de los padres es importantísima . Y que, según las estadísticas, los jóvenes multados son hijos de padres habitualmente sancionados por infracciones de tráfico: de «padres gatos hijos mininos». Con todo, es recomendable que los primeros meses los nuevos conductores se pongan al volante acompañados por alguien que tenga experiencia, a ser posible sus padres. Según distintos informes de aseguradoras, los jóvenes suelen sufrir más accidentes a los tres años de la obtención del permiso.
Dicho de otro modo: cuando ganan algo de confianza y pierden el respeto inicial. Y es que el primer año llevamos la «L» y respetamos las normas, el segundo vamos confiándonos a marchas forzadas y ya el tercero creemos saberlo todo y conducir perfectamente...
Ojo a los móviles y no digamos a la moda «selfie». Poner la música alta o destilar arrogancia y osadía frente a terceros no conduce a nada bueno.