Animales en la calzada, peligro total
La última reforma de la Ley de Seguridad Vial sobre accidentes ocasionados por atropello de especies cinegéticas deriva el grueso de la responsabilidad en los conductores. Esto, y la cantidad de siniestros que se producen en España como consecuencia de atropellos obliga a extremar las precauciones, sobre todo en carreteras con riesgo de encontrar animales en libertad
En carretera es frecuente cruzarse con señales que advierten del peligro sobre la posible presencia de animales en la calzada. Son indicaciones a las que no se suele prestar demasiada atención puesto que, mayoritariamente, creemos que la probabilidad de aparición de un animal en el camino es casi nula.
Sin embargo, se trata de un peligro latente (más de 480 accidentes con víctimas en 2012 según la DGT ) que en cualquier momento puede derivar en una situación de peligro real ante la que el conductor debe estar preparado.
En particular, Centro Zaragoza ha llevado a cabo una serie de ensayos centrados en la visibilidad nocturna. Por ejemplo, ha analizado la visión que permite el alumbrado halógeno convencional ante un animal que cruza.
Pues bien, determinó que en una situación así, de noche, el máximo alcance visual con las luces de cruce es de unos 30 metros. Es decir, a 90 km/h (25 m/s) no se dispondría siquiera de tiempo suficiente como para reconocer el peligro y reaccionar.
Deslumbramiento
Claro que la situación empeora si, circulando también de noche, nos cruzamos con otro coche en sentido contrario que pueda deslumbranos momentanemante y, justo en ese intante, aparece en nuestro carril un animal.
Ese efecto de contraluz reduce el margen de visión a unos 20/25 metros. En otras palabras, a 90 km/h tampoco dispondríamos del tiempo mínimo necesario para percatarnos de la situación.
Es importante saber que el alcance visual de un conductor aumenta considerablemente si éste circula en un vehículo con alumbrado xenón Y más aún si equipa sistema de visión nocturna (Night Vision), que permite anticipar la aparición del peligro y otorga segundos extra para evitar el impacto.
Ojo a las maniobras evasivas
La investigación y reconstrucción de los accidentes de tráfico permite a Centro Zaragoza concluir que la maniobra más frecuente en este tipo de siniestros es el giro de volante de forma brusca hacia el lado contrario del que proviene el animal, en un intento de esquiva, para después, ante la posible salida de vía por el margen del lado del volantazo, realizar un nuevo giro brusco hacia el lado opuesto.
Los giros bruscos de volante, eviten o no el atropello del animal, desestabilizan el vehículo. En esto, claro, incluye la velocidad a la que se circula, lo fuerte del volantazo, lo degradado del firme y los sistemas de seguridad primaria que incorpore vehículo.
¿Y cómo actuar?
Cuando nos encontramos un animal en la calzada hay que frenar de forma intensa sin variar la dirección. Así evitaremos perder el control del vehículo (posible invasión de carril contrario y/o salida de vía), aunque probablemente el atropello sea inevitable.
Lo habitual es que como acto reflejo giramos bruscamente el volante para tratar de evitar la colisión, salvo que se hayamos ensayado e interiorizado reacciones menos bruscas y más adecuadas. En algunos de estos escenarios, el control electrónico de estabilidad (ESC o ESP) puede contribuir de manera efectiva a recuperar la estabilidad del vehículo, evitando la pérdida de control.
Otros dispositivos de nueva generación, como el desarrollado por Volvo , detectan la presencia peligrosa de animales y aplica el freno automáticamente, de día o de noche. Se estrena en la nueva generación XC90.
Los accidentes con animales salvajes suelen tener lugar a velocidades de crucero. Sin ir más lejos, el riesgo de lesiones graves en una colisión con un alce es superior al 70% a 100 km/h, una situación extrapolable a impactos contra caballos o vacas, frecuentes en nuestra geografía. Si la velocidad de impacto se reduce al frenar a menos de 70 km/h el riesgo de lesiones graves baja notablemente.
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