Nissan Pulsar, una compra de lo más racional
La marca japonesa vuelve al segmento más competitivo del mercado europeo, el C de compactos, con un modelo que, visualmente, puede cautivar o no, pero que atesora virtudes para sentenciar en más de una decisión de compra. Despejamos dudas sobre cual de sus dos motores, uno de gasóleo y otro de gasolina, merece antes la pena.
El nuevo Nissan Pulsar viene a ocupar el espacio de los Sunny y Almera, pero también del prácticamente desconocido (en nuestro país) Tiida. Es decir, se trata de un compacto de segmento C, como avala su generosa longitud (4,38 metros), combinada con una anchura de 1,77 y una altura de nada menos que 1,52 metros metros (distancia entre ejes de 2,70 metros). También es de lo más razonable por maletero: de 385 a 1.385 litros, según la posición de las butacas traseras.
Disponible exclusivamente en 5 puertas, exhibe un diseño (ver detalles en esta galería de imágenes ) no lejano al del tandem SUV Qashqai ( ver aquí análisis comparativo entre diésel y gasolina ) y X-Trail , y se produce en la planta de Nissan de Barcelona con el público europeo en mente.
De ahí que acabados, equipamientos, motorizaciones y suspensiones hayan sido escogidos conforme a las preferencias del cliente del Viejo Continente. Hay que reseñar, eso sí, que si bien los topes de gama analizados Tekna cuentan hasta con excelentes faros LED para cruce (el alumbrado de carretera se confía a las clásicas bombillas halógenas) y tapizado de cuero, en el Pulsar no hay apenas superficies acolchadas como sucede en buena parte de sus rivales, incluso generalistas . Es decir, su calidad es correcta, pero sin alardes.
Sus dos motores, a la palestra
El nuevo Nissan Pulsar se ofrece con un motor de gasolina y otro diésel. El primero es el pequeño 1.2 DIG-T de cuatro cilindros turbo que ya pasó por nuestras manos en el Qashqai . Libera 115 CV/190 Nm y homologa una media de 5 l/100 km (117 g/km), aunque en la práctica es difícil apearlo de 6,5 l/100 km. Eso sí, es suave y silencioso, progresivo y de suficiente reprís gracias a la sobrealiementación, si bien lo escaso de su cilindrada no debe invitar a verlo como deportivo.
Asocia un cambio manual de seis marchas de tacto y desarrollos adecuados, como el diésel que tiene frente a sí, éste con una transmisión más alargada que, no obstante, no penaliza en exceso su «alegría» y asegura un gasto comedido. De hecho, este 1.5 dCi de 110 CV/260 Nm y cuatro cilindros turbo de inyección directa, de origen Renault, homologa 3,6 l/100 km (94 g/km), que en la práctica suben a 4,9 l/100 km.
Como por prestaciones van a la par, incluso en capacidad de adelantamiento, es preciso hacer números, y bien hechos, para tener claro si, como algunos vaticinarán «de cabeza», el dCi es la opción de compra lógica. Pues bien, son 1.400 euros de diferencia a favor del gasolina DIG-T, lo que a la vista de los gastos citados, y de los precios de los carburantes, implica recorrer 70.000 km si queremos que el diésel salga más a cuenta (80.000 km atendiendo al consumo oficial).
De otra forma: a razón de 10.000 km/año, que no son pocos y que no todo el mundo realiza, son 7 años en el primer caso (consumo real) y prácticamente 8 en el segundo (consumo oficial), para más de un comprador la vida operativa del vehículo. Con una vuelta de tuerca más, y pensando en compradores que vivan en la periferia urbana y completen alrededor de 15.000 km anuales, casi 5 años para amortizar el coste extra del Pulsar dCi frente al Pulsar DIG-T, o bien cinco años y medio haciendo cuentas con los gastos declarados por el fabricante. Siempre mucho tiempo, de modo que el Pulsar movido por gasolina puede (y debe) ser la elección de muchos.
Capaz y confortable
Volviendo a sus características, sus formas determinan un habitáculo muy holgado: hasta retrasando de forma apreciable los asientos delanteros queda mucho hueco para las piernas en los posteriores. El puesto de conducción también recuerda al del Qasqhai, con volante dotado de mandos de audio, teléfono y control de velocidad, algunos mandos situados a la izquierda y bajo el anterior en un posición poco visible, butacas cómodas y firmes...
Una pantalla multifunción a color (según versiones) sobre el salpicadero muestra las imágenes captadas por la cada vez más de moda cámara de retrovisión, el navegador integrado… Todo agrupado en el sistema Nissan Connect. Precisamente, su escudo de protección comprende cámaras perimetrales que ofrecen una vista cenital del vehículo, muy práctico para maniobrar con mayor aporte de seguridad, además de alertas de pérdida de carril no deseado (salta a las primeras de cambio y se activa por defecto al arrancar el Pulsar, aunque un botón lo desconecta) y de obstáculos en los ángulos ciegos.
También introduce Active Trace Control (ATC), evolución del control de estabilidad en curva, y un asistente de frenada de emergencia que opera hasta 30 km/h, para evitar colisiones o atropellos. Climatizador de doble zona, cuatro elevalunas, arranque y acceso 'inteligentes' o monitor de presión de los neumáticos, junto a Bluetooth, radio-CD/USB y Start/Stop, son igualmente parte de la dotación de serie de nuestros protagonistas.
En cuanto al comportamiento, brilla por facilidad de conducción y confort general. Su sencillo chasis, con eje trasero semi independiente, no consagra la eficacia absoluta de rivales tan poderosos y aplomados como el Volkswagen Golf, paradigmátido en situadiones más o menos límite. Además, con 3 vueltas de volante entre topes no es el más ágil cuando las curvas se amontonan. Pero ojo, el nuevo Pulsar no va nada mal en ningún capítulo y frena bien, por lo que a la postre ninguno de sus «lunares», por así llamarlos, limita su atractivo. Vaya, un coche de lo más resolutivo y recomendable.