El IPI intenta manipular un informe para desacreditar a los diarios españoles

El Instituto Internacional de Prensa elabora una encuesta donde las preguntas contienen flagrantes insidias contra los medios tradicionales

El IPI intenta manipular un informe para desacreditar a los diarios españoles matías nieto

abc.es

¿Son los medios españoles capaces de facilitar a sus audiencias información relevante libre de interferencias? El caso Urdangarin o Gürtel , los papeles de Bárcenas , los ERE de Andalucía ... se antojan escándalos de suficiente calibre, todos destapados por medios tradicionales, como para considerarlos «información relevante libre de interferencias». Sin embargo, el Instituto Internacional de Prensa ( IPI ) parece albergar serias dudas tras una reciente visita a Madrid y Barcelona, y por eso ha dirigido a la Asociación de Editores de Diarios Españoles ( AEDE ) esta y otras siete preguntas similares, dando por sentada la «falta de credibilidad» y «transparencia» en unas redacciones que, tal y como las describe, solo cabría ubicar en sistemas predemocráticos.

Según figura en el primer balance escrito del viaje realizado por los observadores del IPI entre el 1 y 4 de diciembre, «la sociedad civil española debería alzar la voz ante las distintas amenazas que acechan a la libertad de información en el país» y, en particular, a lo que ellos denominan «medios de comunicación tradicionales», los diarios en papel. Un diagnóstico que no acompañan de un solo dato ni ejemplo concreto que lo avale, y cuya falta de rigor resulta difícilmente compatible con los valores que predican para el periodismo mundial los propios miembros de Instituto, con sede en Viena.

El IPI obvia que los medios tradicionales han destapado los escándalos

Su acción en Europa tiene puesto el foco en Bielorrusia, Turquía, Hungría y Ucrania. No obstante, los enviados dicen haber observado ahora «actos directos de censura» en su paso por España, «un país -concluyen- gravemente afectado por la crisis financiera y los escándalos de corrupción». Lo que al parecer ya no han constatado, pese a haberse reunido con redacciones como la de ABC, es que, precisamente, han sido los diarios, «los medios tradicionales», los que han sacado a la luz los casos más graves de abusos y saqueo de las arcas públicas, los más relevantes y los que más horas de tertulias han ocupado después en radio o televisión, en las barras de los bares o en las sobremesas de cualquier casa.

Tramas que sacuden a las más altas instituciones del Estado, como el caso Nóos , que sentará a la infanta Cristina en el banquillo, lo destapó El Mundo. La Gürtel o los papeles de Bárcenas, que han golpeado los cimientos del partido en el Gobierno, salieron a la luz en El País. Las vergonzosas desviaciones de dinero para parados en los ERE de Andalucía, que de momento han desencadenado ya la imputación de dos ex presidentes autonómicos, José Antonio Griñán y Manuel Chaves, han sido sucesivas exclusivas de ABC; cabecera que, sin ir más lejos, lleva días denunciando las concesiones del Ayuntamiento de Rivas al hermano de Tania Sánchez, hoy candidata de Izquierda Unida a la alcaldía de Madrid, pero entonces concejal, igual que su padre, de aquel municipio. Las tarjetas opacas, con las que la cúpula de Caja Madrid gastó 15 millones de euros entre 1999 y 2012, las descubrió Expansión. Las Provincias desveló en 2013 el intento de Juan Soler, ex presidente del Valencia de fútbol, de secuestrar a su sucesor en el equipo, Vicente Soriano. Los interminables desfalcos de la saga Pujol han indignado desde las portadas de prácticamente todos los diarios…

Más de 50 firmas solo hoy

La Justicia dictará sentencia. Nadie es culpable o inocente porque un periódico airee una presunta irregularidad, pero lo innegable es que el papel de control de los poderes públicos que ejerce la prensa escrita en España es fácilmente documentable con una simple mirada desprejuiciada a las hemerotecas, o cualquier día a las primeras páginas que muestran los quioscos.

Los diarios siguen marcando la agenda de temas en boca de la opinión pública y de los medios audiovisuales. También es la prensa quien invierte más tiempo y dinero en investigación, a la vez que dedica recursos humanos y económicos en coberturas en el exterior. En una red de corresponsales que a menudo pone en juego su integridad. El Periódico o El Mundo vivieron el año pasado la amarga experiencia de tener a profesionales secuestrados. Mikel Ayestaran , de ABC, fue el único periodista español que entró en Damasco durante el recrudecimiento de la guerra civil siria en enero de 2012. Un esfuerzo que asume como deber quien se sabe depositario de un derecho a la información y de una libertad de expresión que acaban de costar la vida a doce personas en la redacción del semanario francés Charlie Hebdo .

Solo los diarios dedican un volumen notable de profesionales a investigar

Como el resto de cabeceras principales, ABC ha desplazado a París a enviados especiales como refuerzo a su corresponsal habitual, e incluso a un analista del prestigio del filósofo y escritor Gabriel Albiac . «Los grandes periódicos son las únicas organizaciones que dedican a un volumen notable de profesionales, periodistas con experiencia y bien formados, a buscar información con tiempo, cotejándola y presentándola con una exposición de calidad, clara y bien escrita», subraya Bieito Rubido, director de ABC. Solo en el periódico impreso publicado hoy aparecen firmas de más de cuarenta redactores distintos, quince columnistas, cinco fotógrafos propios... Aparte de redactores-jefe, edición, cierre, diseñadores, infografistas, teclistas, administración, comerciales… Cada uno con su sensibilidad e ideas. Unidos todos bajo las directrices de una dirección que, como cabe exigir, trabaja para ofrecer cada día el mejor periódico a sus lectores, pero que en ningún caso coarta la libertad de sus profesionales. Desde su fundación, ABC se ha felicitado por contar con los escritores más reputados, cualquiera que fuera su visión.

Lïderes también online

Al esfuerzo de producción de un periódico impreso se ha sumado, además, el de mantener viva las 24 horas una edición digital que, en el caso de ABC, visitan a diario cerca de dos millones de usuarios distintos. El IPI observó en su examen que, «mientras que los medios de comunicación tradicionales llevan a cabo su transformación digital, la actual crisis económica y en ocasiones su falta de credibilidad han propiciado la proliferación de nuevas formas de hacer periodismo que han encontrado un caldo de cultivo en amplios sectores de la sociedad». Una conclusión que, de nuevo, el instituto no avala con ningún dato, quizá porque los números dicen justo lo contrario. Los cinco sitios de noticias más consultados online son, según el medidor oficial comScore, cinco periódicos editados en papel: El País, El Mundo, ABC, 20Minutos y La Vanguardia.

Los lectores se abren a las nuevas tecnologías, pero no cambian de marca. En el PC, tablet o móvil siguen confiando en las «tradicionales», en los diarios que gozan de credibilidad y solvencia, de la experiencia de los profesionales más seguidos, de capacidad de inversión y del compromiso con el derecho a la información y con la sociedad y el país para el que trabajan. «Los periódicos y el periodismo tradicional asumen unas responsabilidades en lo que dicen y responden ante la ley de sus ataques al honor, falsedades e injurias. Aceptan el Estado de Derecho y se someten a su corsé democrático», remarca Rubido.

El IPI consulta en su encuesta a AEDE «por qué cree que los nuevos medios digitales han sido tan exitosos». Lo pregunta en estos términos pese a que ninguno de esos nuevos medios digitales, webs nacidas al calor de la explosión de Internet, llega por ejemplo al 50% del tráfico que registra ABC en dispositivos móviles, aquellos donde, por lo demás, alcanza su máxima realización el derecho a la información. Las ediciones online de los periódicos ofrecen las noticias en tiempo real, con el rigor, independencia y calidad de su mancheta, pero gratis; las ponen a disposición de todos los que las quieran leer. También para los observadores del Instituto Internacional de Prensa, si lo desean.

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