Villaviciosa, Cenicientos, Valdemanco y otros pueblos de Madrid con nombres raros
A mitad de camino entre mito y realidad se gesta el origen del nombre de muchos municipios de la Comunidad de Madrid
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1234567El pueblo «cigüeño» de Redueña
En los terrenos en los que hoy se levanta Redueña, tenían una propietaria legítima, a la que, no obstante, le fue discutida la legitimidad. Llegó incluso a entrar en un litigio para dilucidar la autoría de la propiedad. El juez, falló en favor de la señora, quien, a la vista de la sentencia concluyó: «Si antes era dueña, ahora soy redueña». De ahí ha llegado hasta nuestros días el gentilicio de redueñense.
El apodo de pueblo «cigueño» no se debe a la abundancia de este ave, sino todo lo contrario. Según cuenta la leyenda popular, mientras el cura celebraba la misa, una cigüeña dejó caer una serpiente y desde entonces ninguna cigüeña ha vuelto a anidar en el pueblo.
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Los «guerrilleros» de Cenicientos
El diccionario geográfico popular de Madrid, recopilado por Gaspar Sánchez Salas, relata que fue Alfonso VIII a quien este pueblo con nombre de casi de cuento debe su denominación. El rey castellano solicitó desde su corte de Toledo guerreros y armas para la lucha contra los musulmanes. Al preguntar al representante del pueblo si podía aportar cien lanzas, éste le respondió: «Con cien y cientos puede contar, Su Majestad», y de esta frase se sacaría el nuevo nombre del pueblo. Aunque, quizá, la teoría más acertada habla del color de su piedra granítica, llamado: ceniciento; derivado de ceniza.
Si el título de este pueblo ya es curioso de por sí, los variados gentilicios para referirse a sus habitantes lo son más: «los de Rusia la Chica», «cenizos» (que es el más usual), «coruchos» y los «patanes».
La posada que marcó Valdemanco
Según cuenta la leyenda, un manco llamado Juan Valdés, al verse mermado para desempeñar su oficio, levantó una venta de caminos a la que todos llamaron la venta del manco, constituyéndose con el tiempo en su actual topónimo.
Las hadas de Villaviciosa de Odón
Villaviciosa es denominado así «por lo exhuberante de su vegetación y la facilidad de su cultivo». Así lo corrobora uno de los refranes: «En Villaviciosa, la hay hermosa, la arboleda, que no las mozas». Dicen que fue fundada por cristianos procedentes de Segovia, quienes pusieron al lugar el nombre de Odón. Aunque, no todos los dichos populares referentes a este enclave de la Comunidad de Madrid son muy favorables al pueblo: «En Villaviciosa de Odón, en cada casa, un ladrón, y en casa del alcalde, dos».
El pueblo también aparece retratado mágicamente, incluso con una curiosa leyenda sobre su origen, en el volumen de relatos Las hadas de Villaviciosa de Odón, de María Luisa Gefaell.
Los «ahumados» de Villanueva del Pardillo
Existía en este lugar enclavado el pueblo llamado El Pardillo, que según las crónicas del siglo XVI, fue fundado por un hombre de El Pardo y de ahí el diminutivo El Pardillo. El pueblo quedó totalmente destruido durante la Guerra Civil Española. Al reconstruirse la villa, teniéndola que edificar de nuevo y hacerla nueva, se decidió juntar todos estos elementos y denominarla Villanueva del Pardillo.
A los habitantes de este pueblo cercano a San Lorenzo de El Escorial, se les conoce como «ahumados». Unos dicen que se debe a que se les quemó la iglesia, otros, que el pueblo está en hondo, entre dos cerros, y que, según se va llegando a él, se ve tapado por el humo de las casas.
Los cuatro cerros de El Molar
El nombre de El Molar hace referencia a los cuatro cerros, casi simétricos, sobre los que se asentaba el núcleo urbano, los cuales, a vista de pájaro, se asemejaban a la configuración de una muela. Se considera la puerta o primer pueblo de la Sierra Norte.
Las zarzas y los árabes de Valdemorillo
Aunque en su término se han encontrado restos arqueológicos correspondientes a la Edad de Bronce, al Imperio romano y a la época visigótica, Valdemorillo tiene un origen musulmán, como así parece avalar su topónimo. Su nombre primitivo fue Valle del Morillo o Valle de las Zarzamoras.
Valle, por estar ubicado en uno, y Morillo, por hallarse ocupado por Jefes árabes de inferior graduación, pues el rey, residía en Toledo. Los cristianos podrían haber denominado valle del morillo a su zona de influencia, en clara referencia a un posible caudillo o jefe musulmán. Otras teorías interpretan que puede tratarse de un diminutivo de Valdemoro, municipio del sur de la Comunidad de Madrid.