Los objetos más curiosos que puedes encontrar en El Rastro de Madrid
Juan José Cuadrado es informático, pero los domingos vende todo tipo de catanas y sables en El Rastro - isabel permuy

Los objetos más curiosos que puedes encontrar en El Rastro de Madrid

Un mar de reliquias variopintas inundan cada domingo los casi 2.000 puestos de este emblemático zoco

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Un mar de reliquias variopintas inundan cada domingo los casi 2.000 puestos de este emblemático zoco

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  1. Catanas de coleccionista

    Juan José Cuadrado es informático, pero los domingos vende todo tipo de catanas y sables en El Rastro
    Juan José Cuadrado es informático, pero los domingos vende todo tipo de catanas y sables en El Rastro - isabel permuy

    Domingo en Madrid es sinónimo de dedicar la mañana a pasear por El Rastro. Es olor a cuero mezclado con incienso. Son montañas de libros, cromos, monedas y pinturas de autores desconocidos. Es nostalgia plasmada en un mar de objetos que un día fueron dueños de alguien y que ahora buscan a otro propietario que los rescate del olvido. Este mercadillo centenario ha escrito en sus calles y plazas renglones de historias curiosas que merecen ser recordadas.

    Entre sus casi 2.000 puestos se pueden encontrar artículos sorprendentes que despiertan pasiones abandonadas en la infancia. Otras veces, es el propio vendedor y su peculiar género el que llama la atención por sí mismo. Esto ocurre cuando el visitante camina desde la plaza de Embajadores hacia la Calle Toledo. Entre los tenderetes habituales de ropa, bolsos y fundas de móviles, los ojos solo ven las gigantescas catanas que vende Juan José Cuadrado.

    Sus artículos son desde cuchillos fabricados con astas de carneros hasta sables samuráis, pasando por dagas de formas y tamaños imposibles. «Todo lo que vendo aquí son objetos para coleccionistas. Tengo clientela fiel, pero, ironías de la vida, lo que más demanda tiene, sin duda, son los cortaúñas», cuenta entre risas Cuadrado. Hace 30 años que se embarcó en este negocio que combina con un empleo de informático de lunes a viernes.

  2. El hombre de los 700 cactus

    Julio «Cáctus» vende hasta 700 variedades de cactus en su puesto de El Rastro
    Julio «Cáctus» vende hasta 700 variedades de cactus en su puesto de El Rastro - isabel permuy

    A juzgar por el fulgor de sus ojos, Julio Martínez —«Cactus», como le gusta que le llamen— podría ser un niño, pero tiene 72 años. Su afición por los cactus le llevó a recorrer el país en busca de las variedades más peculiares. Su pasión por estas plantas espinosas era tal que decidió dejar su trabajo en una aerolínea para dedicarse a ello a pleno rendimiento. Así, adquirió un puesto hace 42 años en el mercadillo más castizo de Madrid.

    Y aquí sigue, al pie de su plaza, la única del Rastro, de Madrid y de España que ofrece más de 700 ejemplares de distintas categorías. Las habla, las mima, las quiere como. «Mi truco es sembrar en los clientes la semilla de la pasión por estas plantas. Les suelo dar consejos y la gente siempre vuelve a por más», cuenta sonriente. «¿Jubilarme? ¿Yo? Nunca. Esta es mi pasión. Eso sí, me gustaría que alguien continuara con el negocio cuando yo no pueda. Tiene que ser una persona que ame lo que hace, si no, no merece la pena».

  3. La placa de tu calle pintada a mano

    Natalia y su padre hacen a mano las placas de las calles más emblemáticas y singulares de Madrid
    Natalia y su padre hacen a mano las placas de las calles más emblemáticas y singulares de Madrid - isabel permuy

    La belleza y singularidad de las placas de cerámica que emulan los carteles antiguos de las calles madrileñas, explica por qué se forma cola en su puesto. La familia de Natalia tiene el monopolio de este particular sector. Solo ellos fabrican a mano y venden estos elementos. «Mi abuelo comenzó con con el puesto, que después regentó mi padre y ahora nosotros. Al principio, no teníamos intención de seguir con ello, pero el paro me obligó a mantenerlo», explica.

    «Con los años hemos ido ampliando los modelos. Tenemos moldes de casi todas las plazas y calles de Madrid, pero aún así hay gente nos pide la calle del nombre de su perro», dice con una sonrisa y un gesto de incredulidad.

  4. Relojes de bolsillo de principios del siglo XX

    David Salazar, enseña a un coleccionista uno de los relojes mecánicos de principios del siglo XX que vende
    David Salazar, enseña a un coleccionista uno de los relojes mecánicos de principios del siglo XX que vende - isabel permuy

    David Salazar es hijo y nieto de relojeros. Tras 25 años al frente de una joyería, ahora trata de inculcar su pasión por la mecánica a su hijo de 9 años. «Estar en El Rastro además de por tradición familiar, es una forma de que la gente te conozca. Además aquí puedo vender otro tipo de productos que en mi tienda no tienen cabida», cuenta. «Me encanta descubrir qué guardan los lotes de las mudanzas que compramos. A veces, he encontrado cuadros valiosísimos que venían en un paquete que era una ganga; otras veces, nos intentan colar "obras de arte del siglo XVIII" por bocetos que son de antes de ayer».

  5. Caucho para hace tu propio tirachinas

    José Berzal y su mujer mantienen este puesto en el que solo venden gomas elásticas desde hace 50 años
    José Berzal y su mujer mantienen este puesto en el que solo venden gomas elásticas desde hace 50 años - isabel permuy

    En la esquina de la calle Carnero con Rivera de curtidores, José Berzal y su mujer levantan todos los domingos el único puesto del Rastro que vende gomas elásticas. Las hay redondas, planas, gordas, finas y de todos los colores. Su producto más demandado son los tirachinas y las bandas para practicar estiramientos.

  6. Un Blanco y Negro de Nochebuena de 1911

    Un ejemplar de la revista Blanco y Negro que se publicó la Nochebuena de 1911
    Un ejemplar de la revista Blanco y Negro que se publicó la Nochebuena de 1911 - isabel permuy

    La magia de El Rastro reside, entre otras cosas, en hallar en una ajada caja de cartón un ejemplar único como este, de 1911. Es la revista ilustrada que fundó, además de ABC, Torcuato Luca de Tena 21 años antes. La publicación presentaba la novedad de las ilustraciones y gozó de gran prestigio por sus artículos y colaboraciones literarias. Siguiendo el estilo marcado años antes por La Ilustración Española y Americana o Nuevo Mundo tuvo en su inicio tiradas cercanas a los 20.000 ejemplares. Fue la primera publicación periódica española en utilizar el color y el papel couché. El 15 de mayo de 1912 publica la primera fotografía en color de la prensa en España.

  7. LP, cromos y libros descatalogados

    Uno de los primeros LP que editó Raphael se vende en El Rastro
    Uno de los primeros LP que editó Raphael se vende en El Rastro - isabel permuy

    Lo mejor del Rastro, o al menos lo más auténtico, son sus traperos, como los del callejón de los Mellizos, Carlos Arniches o Carnero. Aquí encontramos los verdaderos chollos, desde velos de novia a picaportes. También resultan fascinantes algunos puestos y pequeñas tiendas a trasmano.

    El Fary vendió aquí sus discos al comienzo de su carrera, Diego El Cigala cantó de niño en sus bares y Almodóvar rodó en sus calles Laberinto de pasiones. Sin duda,

  8. Todo para «guiris»

    James Bland y Álvaro Vaca, en su puesto repleto de souvenirs
    James Bland y Álvaro Vaca, en su puesto repleto de souvenirs - isabel permuy

    James Bland y Álvaro Vaca, estudian un grado superior de cocina. Hace un año que heredaron el puesto que su abuelo dejó. En su plaza recalan todos los objetos que representan los tópicos más repetidos sobre España: un toro con banderillas, capotes de todos los tamaños, delantales de volantes, figuritas de la flamenca, bufandas de los equipos locales, imanes del Oso y el Madroño, botas de vino, mantones de Manila... «Los rusos se dejan cientos de euros. Todos quieren llevarse el toro y las bufandas del Real Madrid», comenta.

    «Para nosotros es un ingreso extra que me permite pagarme la FP», dice Vaca sin dejar de percutir las castañuelas de madera decoradas con lunares, su otro producto estrella. «Si no nos cogen en Masterchef, siempre nos quedará esto», bromea Bland, su amigo y compañero.

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