El balcón imprescindible al cielo de Madrid
La terraza del Círculo de Bellas Artes amplía horario y carta mediterránea para disfrutar del verano sobre la capital
La imponente Minerva, diosa de la sabiduría, las artes y la guerra, hace de guardiana de la terraza más emblemática de la capital. La azotea del Círculo de Bellas Artes, de ambiente «chill out» , es «punto caliente» en las guías de Madrid, ciudad famosa por sus decenas de terrazas que salpican los tejados. Por esta ruta de Madrid al cielo transitan cada tarde y cada noche los madrileños que cuentan las horas para saltar al mar. Y, mientras tanto, hallan refugio en el « chiringuito» con toque del Mediterráneo a lo alto del número 42 de la calle Alcalá.
Para esta temporada que invita al deleite nocturno, el restaurante de la azotea «Tartan Roof» propone una nueva carta «pop-up» de Javier Muñoz-Calero, en la que los productos frescos de la huerta mediterránea son la esencia del plato:tartar de atún y sandía, o su sopa fría de zanahoria con tomate y granada son dos entrantes infalibles para arrancar el organismo en estas horas de calor. De segundo se hace irresistible el canelón de pasta de calabaza, espinacas, «cottage cheese» y bechamel de tupinambo.
El de Muñoz-Calero es un proyecto de la Fundación Raíces, Cocina Conciencia , que favorece la integración socio-laboral de menores y jóvenes en el sector de la gastronomía mediante la contratación laboral de jóvenes españoles e inmigrantes de entre 16 y 25 años que se encuentran sin referentes familiares y en situación de exclusión social.
La experiencia gastrocultural que ofrece el tejado del Círculo de Bellas Artes se enriquece con las vistas más espectaculares sobre el corazón de la ciudad. Abajo, sus dos grandes arterias, Gran Vía y Castellana, aportan un juego de luces y el débil ronroneo del enjambre de tráfico rodado.
Un ascensor con puertas de cristal en el último piso eleva al visitante desde el vestíbulo a la terraza, donde hay que abonar 4 euros para disfrutar de un ambiente selecto. La azotea abre de lunes a jueves de 8 de la mañana a 2 de la madrugada; los viernes se amplía media hora más para la última copa, mientras que sábados y domingos el desayuno se empieza a servir a las 11 del mediodía.