el verano de madrid

El «boom» de las copas con cachimbas

Los bares están sumándose a esta moda que permite a los clientes fumar dentro de los locales

El «boom» de las copas con cachimbas maya balanya

BEATRIZ F. REBOLLEDO

Las teterías llevan años formando parte del paisaje de la ciudad y conviviendo con los bares más tradicionales. Pero, desde hace un tiempo, las cachimbas, típicas de estos establecimientos, han comenzado a aparecer en todo tipo de locales. Muchos son los negocios que las ofrecen porque, en teoría, no son perjudiciales para la salud y hacen que los clientes consuman más.

«De un año a esta parte hemos tenido un auge», explica uno de los trabajadores de Hispacachimba , una tienda especializada en el mundo de las también conocidas como shishas o narguiles, según el país.

El dueño de esta tienda empezó en 2009 en Sevilla y, al darse cuenta de la cantidad de pedidos que se hacían desde Madrid, decidió abrir un local también en la capital. «La gente que viene compra al por mayor y se lleva de todo: cachimbas, carbones, hornillos, cazoletas...», dice el trabajador. Los productos se distribuyen sobre todo en discotecas, pubs o teterías de la capital, aunque tienen clientes en todos los puntos del país: «En una ocasión vinieron desde Valencia para comprar 180 kilos de carbón. Tuvimos que cerrar aquella tarde».

Discotecas como Pachá (ahora Teatro Barceló), New Garamond o Tartufo compran aquí su material por un precio muy bajo y después las cobran a unos 30 euros por cachimba. El beneficio está asegurado, sobre todo en los establecimientos de alto nivel adquisitivo, aunque muchos otros bares se están sumando a la iniciativa.

Así lo explican desde The Irish Corner , un irlandés en Arturo Soria, que hace un mes y medio decidió sumarse a esta fiebre. «Cuando tienes una terraza, la gente sale mucho fuera; con las cachimbas queríamos que los clientes se quedasen dentro» , dice Tomás, el encargado. Por eso compraron nueve shishas, una cantidad que esperan ampliar si la iniciativa tiene éxito. Los demandantes suelen ser personas de más de 30 años con cierto nivel adquisitivo. «Fumar cachimba cuesta 15 euros. Los jóvenes piensan que con ese dinero pueden comprar más cervezas», explica Tomás.

Muy cerca de este irlandés, el bar Malas Intenciones , en Ciudad Lineal, exhibe un cartel con una shisha dibujada. El encargado admite que lo colocó ahí como estrategia de reclamo. «Compré tres cachimbas hace un año. Al principio fue muy bien porque estaba de moda, pero ya no funciona igual . Si se interesase gente de nuevo, compraría más», explica desde detrás de la barra.

La sensación de fumar

Esta situación contrasta con los bares del centro de Madrid, sobre todo los que están cerca de la calle del Arenal, que llevan desde hace años lucrándose gracias a este negocio. A parte de las típicas teterías, esta zona de Madrid es uno de los puntos donde fumar está garantizado. Uno de los «barmans» explica que lleva ya un largo tiempo de moda: «Creo que a la gente le gusta por la sensación de fumar. Gracias a esto, tienes la misma impresión que con el tabaco, pero sin ser perjudicial».

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