el retiro
Los palacios hechos de cielo
El parque madrileño acoge los más sobresalientes edificios con esqueleto de cristal y forja

Tres edificios de mucha lámina, tres, cobija el Parque del Retiro , el Palacio de Velázquez, el Palacio de Cristal, y la Casa de Vacas . Estamos ante un trío de prodigios, mayormente los dos primeros que son, en efecto, dos palacios alhajados de cristal, dos joyas de arquitectura con todo el cielo navegante de Madrid dentro, porque fueron concebidos para lucir casi al aire con toda la vértebra del hierro, que es el material que se usaba por entonces.
Parecen palacios caídos del cielo, por el milagro casi transparente de sus hechuras. Carga menos armadura de hierro el Palacio de Velázquez que el Palacio de Cristal, eso sí, porque en el primero hay mucha colaboración de ladrillos de colores. El Palacio de Cristal data de 1887, y el Palacio de Velázquez de 1883. Diríamos, de modo rápido, que son dos piezas hermanas, aunque la belleza del Palacio de Cristal logra una majestad única, entresoñada, casi fantasmal. De tan bello, parece inexistente. Es uno de los rincones más memorables y evocadores de la ciudad.
Ambos palacios tienen la esqueletura de mucha forja , porque hubo mucha labor de forja industrial en Madrid, en el XIX, cuando las Fundiciones se aupaban a su esplendor. El hierro cobró excelencia como material decorativo, y de ahí sobreviven aún rejas, y farolas, y quioscos, que dibujan un mapa de una «arquitectura del hierro», digamos.
El Palacio de Velázquez se levantó para la Exposición Nacional de Minería, Artes Metalúrgicas, Cerámica, Cristalería y Aguas Minerales. El Palacio de Cristal tiene un aire parado de invernadero gigante. No en vano, se levantó para albergar una exposición de flora tropical dedicada a las Islas Filipinas. Recuerda, de modo natural, a dos construcciones de mérito de la época, el Mercado Las Halles, y el Crystal Palace, aupados en Londres y en París, respectivamente, bajo el virtuosismo de la estructura metálica.
Centros de exposiciones
En cuanto a la Casa de Vacas , fue, en su día, un kiosko de leche, vacas incluidas. Allá por el 1921, se convirtió en el restaurante «Ideal Retiro», que se desperezaba en pistas de baile y de patinaje, un ejercicio, éste del patín, que ahora está prohibido en la zona. El «Ideal Retiro» mudó luego en la sala de fiestas «Pavillón», un garito de oro del momento en donde los pudientes aparcaban su «haiga», que es como se les llamaba, en el argot casi ágrafo de los nuevos ricos, a los coches de ostentación.
Hoy, el Palacio de Cristal, el de Velázquez, y Casa de Vacas, son templos de exposiciones de mucha vitola , vinculadas o no al Reina Sofía, que tiene sede en ellos.
Noticias relacionadas