El otro ángel caído de Madrid

Una estatua en una azotea sobrecoge a los transeúntes en el cruce de la calle Mayor con la de Milaneses

El otro ángel caído de Madrid óscar del pozo

ángel antonio herrera

Hay un Madrid de quienes van mirando el cielo, y en este Madrid hay de pronto una ráfaga insólita, un descubrimiento imprevisto, un golpe onírico. Así, si uno va y mira la altura en el cruce de la calle Mayor con la calle de los Milaneses, en la misma órbita del cielo de la Plaza de San Miguel. Ahí, en un ático de esquina, se ve un ángel caído directamente del cielo, en su tamaño natural, o algo mayor, un ángel que se ha quedado clavado de crisma sobre una pilastra de azotea, con las dos alas abiertas al espacio populoso, bullente y generalmente ajeno de la ciudad.

Estamos ante un ángel que ha tenido un accidente, y ha caído de cabeza, en vertical, sobre la terraza, y ahí se ha quedado, entre el pájaro gigante y el monstruo imaginado.

Sin destierro

No se trata de un ángel desterrado, como el ángel del parque del Retiro, aunque cualquiera diría que son atormentadas almas gemelas. El ángel del Retiro es un diablo y tiene mucho gancho en las guías turísticas, y en otras guías, que Madrid cuide un monumento a Lucifer.

Es una cosa única. Pensábamos que Madrid sólo tenía un ángel caído, pero ahora resulta que hoy dos, el belcebú del parque del Retiro, y este ángel más peatonal o barrial, que no es demoniaco sino un ángel común que ha tenido un tropiezo en el vuelo.

«Accidente aéreo»

La obra, no casualmente, se titula «Accidente aéreo», y su autor es el escultor Miguel Ángel Ruiz Beato. Está esta escultura, resuelta en bronce, desde el 2005 en la azotea, y fue un encargo de los propietarios de la finca a Ruiz Beato. Los transeúntes que la descubren no sólo se llevan la foto, para el álbum de recuerdo, sino que entran en la cábala de resolver si se trata de un ángel, de un hombre, o acaso alguna desconocida fiera mitológica.

Creo que fue su autor quien arriesgó que se trata de un aviador antiguo, o sea, un ser angélico que perdió el norte, o el sur, y se plantó de cabeza en la pilastra de una azotea de Madrid. En el día, su color verde le da un aire de huésped impensable de los tejados. En la noche, es una aparición surreal, un tanto estupefaciente, de ángel nocturno y entresoñado. Casi no te lo crees, salvo que mires y remires, hasta cerciorarte de que existe.

Es un demonio el ángel del Retiro, y es el ángel desterrado más famoso de Madrid. Pero aquí está otro ángel, de esquivo parentesco, pero ángel caído, al fin y al cabo. Los transeúntes que pasan por la zona lo tienen por un vecino más.

El otro ángel caído de Madrid

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