Descubriendo Madrid

Las estrellas, por el suelo

En la misma acera de los cines Golem y Renoir, está nuestro Paseo de la Fama, breve, pero suficiente

Las estrellas, por el suelo José Ramón Ladra / Vídeo: Alfonso Fernández

Ángel Ántonio Herrena

El Paseo de la Fama, en Madrid , se queda en paseo breve, porque tiene veintiséis estrellas, que vienen a ocupar un tramo de unos cien metros mal contados, a lo largo de las fachadas sucesivas de los cines Golem, y Renoir, ahí en la calle Martín de los Heros. Paseo breve, pero suficiente. Estamos ante la calle primera del cine , porque el Golem, y el Renoir, son guaridas longevas de cinéfilos, y porque enfrente está la librería «Ocho y medio», que es una librería añeja de títulos de género, un edén para quienes entienden que el cine se ve, pero también se lee, o se escribe.

Esto del paseo de la fama viene del año 2011, y viene de pensar la réplica a ese paseo de la fama que tienen en Hollywood , donde el peatonaje se hace la foto con su estrella principal, aunque el peatonaje suele comentar que aquello aburre y hasta decepciona. Pero van, y la foto se la hacen, eso sí. Aquí, a orillas de la Plaza de España , se arma, sencillamente, un homenaje de la ciudad a las gentes del cine , que inauguraron este sitio, hace cuatro veranos, con gran alborozo gremial y no poco alboroto vecinal, porque Penélope Cruz estuvo ahí, posando casi minifaldera con su estrella de granito, diseñada por Oscar Mariné, como las otras.

Nuestro Paseo de la Fama es breve, ya digo, y empieza en Concha Velasco y acaba en Pedro Almodóvar, o al revés, según enfiles la calle. Entre Concha y Pedro, tienen su estrella José Luis Garci, Pilar Miró, Fernando Fernán Gómez, Sara Montiel, Luis García Berlanga, Alejandro Amenábar, o Paco Rabal. Hay estrellas póstumas, como alguna de los ya citados, más la de Emma Penella o Pepe Isbert. Hay poca estrella de los jóvenes talentos en vigor, pero todo se verá, y se andará.

El Paseo se fundó con veinticinco estrellas, en conmemoración de los veinticinco años que cumplía la Academia Española de Cine . Posteriormente se han ido añadiendo una estrella, o dos, por año. Se inauguró este paseo más bien escueto en el 2011, ya decimos, y hubo gran juerga de flashes en el sitio, porque posó Penélope, porque llegó Loles León, porque asomó González Macho, y aquello era como un entrenamiento de los Goya , pero sin Goyas. Es el rato peatonal que la ciudad dedica al cine . A diario. Unos cien metros de suelo de estrellas.

Las estrellas, por el suelo

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