Bunbury alcanza la gloria en Madrid

El artista aragonés se despidió el sábado de los escenarios con dos horas y media de rock’n’roll espectacular

Bunbury alcanza la gloria en Madrid óscar del pozo

nacho serrano

Impresionante, soberbio, inolvidable… los adjetivos del sábado se quedaron cortos con Enrique Bunbury . Un tópico, sí, pero esta vez más legítimo que nunca. A lo largo de dos horas y media de actuación ante una parroquia rendida a sus pies, el artista maño sacó brillo a un cancionero personal e intransferible, sereno por fuera pero rabioso en sus adentros, con ese sentido del rock tan bien macerado que sólo la veteranía permite alcanzar. Hubo música de la buena, de la que te agarra por la pechera, y sonrisas, gritos y lágrimas.

Y es que el Palacio de los Deportes se ha convertido esta semana en una olla a presión de emociones extrafuertes, primero con la caída y resurgimiento de un grande como Joaquín Sabina , después con el único concierto de la boy-band Auryn, que desató el ensordecedor griterío usual del fenómeno fan, y por último, ayer con la despedida de Bunbury, probablemente el artista con la trayectoria más sólida, brillante y venerada del rock español.

Plaza imponente

Enrique Ortiz de Landázuri Izarduiy que así es como se llama este aristócrata del rocanrol, puso ayer punto y aparte a su carrera tras los últimos recitales con los que cumplió su promesa de recuperar los conciertos que tuvo que cancelar hace unos meses, por el desprendimiento de retina de su guitarrista Jordi Mena. Y lo hizo con matrícula de honor en la plaza más imponente (que se lo digan a Joaquín), donde precisamente registró el CD-DVD «Madrid Área 51», que grabó en directo el pasado junio en el mismo escenario.

Su salida a un Palacio de Deportes prácticamente lleno (en su formato reducido de ring) fue de uno de esos momentos que sí deben grabarse con el móvil, porque sin duda, el público estaba ante un momento histórico. Pero él, seguramente para no coquetear con en el miedo escénico, salió como si de cualquier concierto se tratase con su pose confiada y chulesca, despatarrándose a la primera de cambio y demostrando un inusitado poderío vocal, como si ya no tuviese nada que reservarse.

Los visuales más elegantes

Canciones de su ya amplísima discografía como «Más alto que nosotros sólo el cielo», «El club de los imposibles», «Deshacer el mundo», «Lady blue», «Despierta», «Infinito» o «El rescate», coreadas por sus miles de fieles, sonaron como clásicos de otro tiempo, pulidas por una banda de ensueño y aderezadas por unos visuales realmente elegantes, que alternaban imágenes del rock-star mientras éste comenzaba a aligerar sus ropajes por el calor y la adrenalina.

Con su ceñida camiseta negra de tirantes empapada por el sudor de la victoria, buscando la complicidad de un público al que sabe que echará de menos, el ex Héroes del Silencio pareció darse cuenta de que su sueño ya se ha cumplido cuando se acercó el momento de la despedida final con «El viento a favor». Pareció darse cuenta de que si decide no volver a pisar las tablas del rock, al menos tendrá la certeza de haber alcanzado sus metas, y mucho más. Envuelto en una nube de confeti, abrazado a sus socios, con un luminoso que decía «Madrid, gracias por todo», Bunbury alcanzó la gloria.

Bunbury alcanza la gloria en Madrid

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación