La fuente de reyes y bestias que dio nombre a la calle Fuencarral

Todavía resiste, entre modernos edificios, una ejemplo de arquitectura religiosa dieciochesca. Esta vía peatonal repleta de turistas también es recordada por el crimen que narró Galdós en 1888

La fuente de reyes y bestias que dio nombre a la calle Fuencarral ABC

vídeo: alfonso f. moreno / texto: m. r. domingo

Peatonal, céntrica, abarratoda de tiendas de grandes marcas y turistas con cámaras colgadas al cuello. Estas pinceladas que definen hoy la calle Fuencarral dista mucho de cómo fue en época de Felipe II, cuando empezó a aparecer en los escritos con entidad propia. A comienzos del siglo XVI, antes de que el monarca nombrara a Madrid capital del reino y de que la población creciera extramuros, el norte de la Villa estaba repleto de bosques surcados por arroyos. Sobre estos terrenos, ubicados entre la Puerta de la Red de San Luis y una de las puertas de la Cerca de Felipe II, es donde se originó el Camino de Fuencarral.

En este pueblo, que en 1950 se anexionó a Madrid, se hallaba una fuente donde paraban los carreteros para que abrevasen sus bestias. Como al lugar donde arribaban los carros se denominaba «carra», se comenzó a nombrar este emplazamiento con la fusión de las dos ideas: «Fuente carra». Y de ahí: «Fuencarral». La existencia de fuentes daba lugar a un asentamiento de población. A principios del siglo XX, todavía existía esta fuente a la que se conocía con el nombre de «Fuente del Concejo».

Como de costumbre las narraciones y comentarios históricos trasmitidos de forma más o menos oral aportan diferentes versiones, entre las cuales se encuentra otra teoría que reconoce también por origen el nombre de una fuente llamada del Real, de la que se surtían los Reyes, que con frecuencia pasaban y aun pernoctaban en este lugar, no pudiéndose precisar en la actualidad cual sería aquella fuente. Lo que está claro es que fue una fuente la que propició que se desarrollara alrededor de esta el pueblo de Fuencarral, que hoy es un barrio más de la capital.

Un humilladero en pleno eje comercial

Posteriormente, en el XVII Madrid fue creciendo y la puerta de salida por el norte llegó hasta la actual Glorieta de Bilbao. Allí se ubicó la Puerta de la Cerca de Felipe IV llamada de los Pozos de la Nieve. Entre ambas surgió la calle de Fuencarral, alrededor de la cual se fueron levantando los edificios modernos.

Según la tradición desde tiempos muy antiguos en ese camino existió un humilladero donde se veneraba a la virgen, igual que en otros lugares de entrada o salida de la villa donde los caminantes se detenían a rezar.

Todavía resiste en el número 44 esquina con la de Augusto Figueroa, entre edificios y modernos comercios, este ejemplo de arquitectura religiosa dieciochesca. Esta modesta construcción de ladrillo alberga la Capilla de Nuestra Señora de la Soledad.

Crimen de portada

También es conocida la calle por el crimen que lleva su nombre. El día 2 de julio de 1888 por la mañana, los vecinos llaman alarmados a la policía. En el piso segundo izquierda del número 109 (actual 95). la policía descubre el cuerpo de doña Luciana Borcino, viuda de Vázquez Varela boca arriba, cubierta con unos trapos mojados en petróleo y ardiendo en una habitación cerrada. En una habitación adyacente se encuentra un perro bulldog y la sirvienta Higinia Balaguer Ostalé durmiendo bajo el efecto de un narcótico.

El desenlace e indagación de la policía de la época trajo en vilo a la sociedad española de la época dividida en dos bandos. Este crimen mediático fue uno de los primeros de los que se hizo eco la prensa española llegando hasta los estamentos más altos de la política.

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