«Dios me ha dado una alegría tras tanto dolor»
Los padres de Eva Blanco llevan 18 años de lucha incansable por hallar al asesino de su hija. Ahora toman fuerzas para enfrentarse a él en los juzgados
Sólo Olga Puig sabe cuánto dolor ha soportado desde que Eva Blanco, su «niña», no regresó a casa aquella fatídica madrugada del 20 de abril de 1997. Su serenidad, 18 años y medio después de aquel asesinato que sacudió Algete, no deja de sorprender. Ha aprendido a sonreír para dedicarse en cuerpo y alma a su familia, su marido y sus hijos pese a aquel duro golpe. Ahora tiene nietos y son «su gasolina para seguir tirando». «Necesito a mis hijos y a mis nietos. Mi familia es la que me da fuerza », explica acompañada de su hija Rebeca, frente a una casa familiar en la que todo recuerda a Eva Blanco.
Hace sólo 48 horas que la herida abierta por la incertidumbre de saber quién fue el asesino de su hija ha comenzado a cerrarse. Olga es una mujer fuerte que se ha apoyado también en su fe en Dios para soportar todo cuanto le ha sucedido. «Dios me ha dado una alegría después de tanto sufrimiento», clamaba mirando al cielo con los ojos vidriosos. Hace poco le pidió fuerza para que la Guardia Civil diera «por fin» con el asesino.
Al dolor acumulado durante todos estos años, se suman otros reveses que la vida le ha dado. Acaba de superar una grave enfermedad. «A veces me pregunto, ¿por qué me habrá mandado Dios tanto sufrimiento?», añadía. Olga también tuvo que superar la muerte de su primogénito cuando sólo tenía tres años. «Después vino Eva», explica. Lo cuenta tranquila y convencida de que en la vida hay gente «que lo ha pasado peor que ella». Ha convivido con el sufrimiento de «la mejor manera posible». Le ha ayudado el apoyo de «todo Algete». De ellos y de la Guardia Civil . «Se han portado de maravilla desde el primer momento. El equipo de Homicidios es como parte de la familia, nunca nos hemos sentido abandonados », explicó horas después de que los agentes del Instituto Armado llenaran el salón de su casa de «alivio».
Fue un momento de emoción compartida en el que los guardias civiles apenas pudieron contener las lágrimas. «No sabemos cómo agradecérselo», no ha parado de repetir Manuel Blanco, el padre de Eva, desde que conoció la detención en Francia del presunto asesino. « Les dieron una lana con muchos nudos y poco a poco durante 18 años han ido quitando nudo tras nudo y hoy ha quedado desecha», dijo ayer Olga, rodeada de los agentes que lloraron el jueves con ella.
«Hoy se ha visto la luz»
Un alivio «doble», tras conocer que no han compartido espacio con el criminal que arrebató la vida a su hija. «Si hubiera sido de aquí, el palo habría sido terrible», confesaba Manuel. Pero aún necesitan fuerzas para afrontar el proceso judicial que se abre ahora. «Será largo y duro» , les advirtió su abogado. Su deseo ahora es que todo vaya lo más rápido posible. «Hoy se ha visto la luz», dijo Olga. Mientras tanto, tendrá que enfrentarse a la pregunta que le atormenta cada noche: «¿Por qué lo hizo?».
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