El monstruoso infanticidio de Colmenar que conmovió a Madrid en el verano de 1906
Al niño, de ocho años, su padre y la novia de este le cortaron el cuello tras apuñalarle cuatro veces, por pedir un trozo de pan para saciar su hambre
La época estival , por desgracia, suele ser un periodo de multitud de crímenes , en todas sus vertientes. Desde hace mucho tiempo ya era una horrible «tradición» que conmovía a los ciudadanos año tras año con aterradoras historias de asesinatos.
Tal fue el caso de Nicolás, un niño de ocho años que p erdió la vida a manos de su padre, Clemente Roldán, y la novia de este, Victoria Cobos, una noche de julio de 1906 en Colmenar de Oreja. El suceso ocurrió así, tal como recogió ABC el 14 de agosto del año citado:
Clemente y Victoria volvían de una boda cuando se encontraron a sus hijos (el hombre tenía dos, Nicolás y Basilio y la mujer una, Casimira, fruto de anteriores relaciones), fámelicos, suplicando un pedazo de pan. La pareja cogió a Nicolás y se lo llevaron a la cuadra. Allí ocurrió el escabroso asesinato. Victoria le dio cuatro puñaladas y no satisfechos con ello, el padre, le metió un trapo en la boca y le golpeó sucesivas veces, logrando destrozarle la mitad inferior de la cara. Además, dadas las ganas de sobrevivir del pequeño, que no se murió a pesar de estas atrocidades, terminaron con su vida cortándole el cuello. A los tres días, trasladaron el cadáver a un sitio denominado Los Arenales, depositándolo en una cueva que existía en su interior. Sus otros hijos, conscientes de todo lo ocurrido, estaban amenazados de muerte si decían algo.
Denunció la desaparición de su hijo
Clemente Roldán denunció la desaparición de su hijo y se presentó con la guardia civil en la cueva donde se encontraba el cadáver del pequeño Nicolás. Ante la poca claridad del suceso, el juez instructor ordenó la detención de Roldán y Victoria. Estos fueron descubiertos por el vigilante hablando a través de las celdas, lo que ayudó a llegar al trasfondo de los hechos. Clemente acusó a Victoria, que lo negó. Finalmente, a pesar de las amenazas, Basilio y Casimira narraron con todo detalle el crímen y la pareja fue condenada a los pocos meses.
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