ribera de curtidores
Los comerciantes del barrio del Rastro, en pie de guerra contra Carmena
La calle iba a ser excluida del Área de Prioridad Residencial, pero desde Ahora Madrid han dado marcha atrás, enfrentando a todo un vecindario
El pasado enero los vecinos de la calle de Ribera de Curtidores se movilizaron para que se abriese el tramo cerrado al tráfico desde hace seis años. La tarea no fue sencilla: recogieron alrededor de 400 firmas de residentes y hablaron con el Ayuntamiento para devolver los coches a su barrio y volver a los años de esplendor comercial de los que gozó la zona del Rastro.
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Desde 2009 luchan porque se excluya Ribera de Curtidores del Área de Prioridad Residencial (APR) de Embajadores. Hace unos meses todo apuntaba a que por fin lo habían conseguido, tras años de reuniones y gestiones con el Ayuntamiento. Iban a quitar la cámara que graba las matrículas de los coches y, en su lugar se pondrían otras dos: una, en la calle de San Cayetano y otra, en la de Rodas para vigilar el tráfico solo en esa zona. Incluso se pusieron los cajetines donde irían las cámaras. Pero tras la Junta de Gobierno del pasado 30 de julio, la concejal de Medioambiente y Movilidad del Ayuntamiento de Madrid, Inés Sabanés informó de que la calle no quedaba excluida del APR , que se quedaba «tal y como estaba».
«A traición»
«Los primeros cambios ya los habían hecho, estábamos convencidos de que saldría adelante por fin», explicó Mercedes, la secretaria de la Asociación de Comerciantes fijos del Rastro. La sorpresa para muchos vecinos ha sido ver que la cámara que hay colocada al inicio de Ribera de Curtidores seguía ahí el día 1. Tras varias llamadas al Ayuntamiento, Mercedes notó que había dado por ganada la batalla demasiado pronto.
«No han contado con la gente y lo teníamos hasta concedido, ha sido algo a traición»
Tanto ella como otros vecinos se pusieron en contacto con Cibeles, pero les respondieron que «estaban de vacaciones» y que, por el momento, no podían hacer nada. «No vemos por parte del Ayuntamiento ningún interés, aunque dicen que quieren favorecer al pequeño comercio », protestaban desde la asociación. «No han contado con la gente y lo teníamos hasta concedido, ha sido algo a traición», lamentaron.
La guerra solo acababa de empezar. José Legazpi, vicepresidente de la Asociación de Comerciantes fijos del Rastro, explicó que supuso una enorme «desilusión», tras recorrer la calle portal por portal para que los vecinos firmasen.
Multas de 90 euros
«Fue una idea de Gallardón que no tenía sentido», indicó Legazpi. En 2006 el entonces alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, decidió cerrar el primer tramo de la calle. Esto afectó profundamente a los residentes, ya que muchos de los locales son de muebles o antigüedades, y los que iban hasta allí a comprar se desplazaban en coche para transportarlos. Además, el vicepresidente explicó que hay vecinos mayores que ya ni siquiera pueden recibir a sus hijos en su casa ya que, para aparcar en el barrio, hay que pasar, previamente, la matricula del coche al Ayuntamiento . En caso de no hacerlo, la cámara situada en la plaza de Cascorro graba el número y el conductor es multado con 90 euros. A esa sanción, además, puede sumarse otra si no se pone el tique correspondiente.
Para los vecinos este sistema no tenía sentido y por eso lucharon por cambiar el decreto. Ahora, los comerciantes se sienten decepcionados y no entienden porqué, desde el Ayuntamiento, han cambiado de opinión.
Guerra de asociaciones
Legazpi, en cambio, tiene una teoría para explicar lo ocurrido. En el barrio de Lavapiés se encuentra la Asociación de Vecinos «La Corrala», un colectivo que, a su juicio, no parecía contento con la exclusión de Ribera de Curtidores del APR. «Se han opuesto desde el primer momento. La asociación es afín a Podemos y en cuanto ha ganado Ahora Madrid han movido lo que han podido y han conseguido que se hiciera un decreto sin preguntar a nadie», explicó. «No tiene sentido porque a ellos no les afecta. No querrán que haya una zona comercial, preferirán que sea una de residentes, digo yo», añadió un vecino de la zona que no quiso dar su nombre. José explicó que, en un encuentro con el presidente de la Asociación de «La Corrala», Manuel Osuna, este le dijo que «iba a luchar porque no se abriera la calle».
Desde Ribera de Curtidores la única explicación lógica que le ven es que tengan un «interés comercial», ya que en fiestas «ponen chiringuitos que les dan beneficios económicos», expresaron. ABC se ha intentado poner en contacto con el presidente de la asociación de «La Corrala» sin éxito.
«Para evitar que les pongan multa no se olviden de darnos la matrícula de su vehículo»
Mientras, en la calle, los residentes no se aclaran con lo que está ocurriendo. Rosa, encargada de la tienda de muebles Almenara, tiene colgado en su pared un cartel que dice: «Para evitar que les pongan multa no se olviden de darnos la matrícula de su vehículo». Es de las pocas encargadas de un negocio que opina que «quien quiera venir vendrá» y que este corte de tráfico no les afecta «especialmente». De hecho, asegura que ciertas quejas están impulsadas por los intereses de algunos de los comerciantes de la calle de Ribera de Curtidores que podrían obtener más recaudación si transitaran libremente los vehículos.
«Es una faena», dijo, en cambio, el encargado de una tienda de complementos de montaña, que añadió que se sienten «decepcionados» . «Creíamos que iba a potenciar el comercio y la vida de la zona y que habría más limpieza y más policía».
«Los clientes vienen y no vuelven porque les cobran 90 euros de multa»
La falta de público es el problema principal: «Los clientes vienen y no vuelven porque les multan y la gente se está cansando y se va a centros comerciales», explicó otro vendedor, apenado. José Luis, el dueño de Cimasport ni siquiera sabía que el Ayuntamiento había decidido dejar la calle cortada. «Nos han dicho que han quitado las cámaras», afirmó, perplejo. Su padre fue el viernes a la Oficina de Atención al Ciudadano en la calle de Atocha, donde le informaron de que «ya no había que dar las matrículas». Otra residente apunta que los comercios se están mudando calle abajo, de Ronda de Toledo a Acacias. «Nos están dejando como en una isla y nadie nos da una explicación» , lamentó.
Por el momento desconocen si hay alguna vía que les permita dar marcha atrás y que por su zona se pueda circular. Mientras, los vecinos continúan lanzándose acusaciones a la espera de una solución.