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La «inextinguible» llama de los héroes españoles que se apagó en dos ocasiones
El monumento donde reposa el fuego es un homenaje a los madrileños caídos durante el Levantamiento del Dos de Mayo
![La «inextinguible» llama de los héroes españoles que se apagó en dos ocasiones](https://s2.abcstatics.com/Media/201507/21/plaza-lealtad-llama--644x362.jpg)
Una llama perpetua ilumina la Plaza de la Lealtad. En el Paseo del Prado de Madrid, oculto tras unos árboles, se encuentra el Monumento a los Caídos por España , donde reposan las cenizas de los madrileños que se levantaron contra las tropas napoleónicas el Dos de Mayo de 1808.
El arquitecto Isidro González Velázquez fue el encargado de sacar adelante este homenaje en 1.820, aunque su inauguración tuvo que esperar hasta otro dos de mayo, concretamente el de 1.840.
El lugar es poco conocido en la capital aunque un obelisco se empeñe en llamar la atención sobre aquellos hechos que conforman la historia de España. En la base reposan cuatro esculturas simbolizando las cualidades de aquellos que se atrevieron a enfrentarse a los franceses : la Constancia, el Valor, la Virtud y el Patriotismo.
El monumento guarda también las cenizas de los madrileños caídos, incluidas las de Luis Daoíz y Pedro Velarde , ambos militares que, en el momento del levantamiento y a pesar de haber recibido instrucciones opuestas, decidieron unirse a la lucha contra los soldados franceses. En honor a todos ellos, la llama del monumento arde de forma perpetua o casi.
La llama se apaga
En los años 90, los madrileños observaron con asombro cómo la llama desaparecía. Fue otro bochornoso episodio de la historia de esta ciudad ya que el suministro, del que se hacía cargo el Ministerio de Defensa, se vio cortado por la mala situación económica que sufrían.
Y no fue el único apagón. En enero de este mismo año, la Plaza de la Lealtad dejó de brillar de nuevo. Aunque muchos transeúntes creían que podía deberse a la falta de presupuesto del Ayuntamiento, lo cierto fue un fallo en el sistema lo que obligó a la llama a apagarse. Por fortuna tiempo después volvió a «prender» y a día de hoy brilla con fuerza.