Arganda

El asesino de Arganda: «Si te veo con otro hombre te mato y luego me mato yo»

La joven había roto la relación hace un mes por la agresividad de él, que se hacía más patente cuando bebía

El asesino de Arganda: «Si te veo con otro hombre te mato y luego me mato yo» Florin cilica

Carlos Hidalgo

Ancuta Ileana Olar, una joven rumana de 22 años, murió degollada la noche del miércoles, presuntamente, a manos de su expareja, Vasile Adrian Cotu, de 29 y la misma nacionalidad. El supuesto homicida, instantes después del crimen, se colgó de una reja del patio de la vivienda donde ocurrieron los hechos, en Arganda del Rey. Habían roto la relación hacía un mes, por la agresividad del hombre, que se hacía más patente cuando bebía.

A las once menos cinco de la noche, una vecina del barrio pasó por la calle de los Huertos, a pocos metros del Ayuntamiento. A la altura del número 11, en una pequeña y antigua casa baja, un joven golpeaba insistentemente la puerta . La ciudadana no le dio importancia. Dos horas más tarde, al conocer la noticia, ató cabos.

Ancuta y Vasile se habían conocido en su tierra natal, el distrito de Bistrita-Nasaud, en Transilvania . Llevaban dos años juntos , hasta que ella se hartó del mal carácter del joven. Él, hace una semana, escribió en su muro de Facebook: «Puedo parecer tranquilo, pero ya la habría matado tres veces». Pero la tragedia sobre Ancuta se cernió en forma de muerte. La joven, camarera en la localidad, residía desde no hacía mucho en la vivienda, con otros compatriotas . Hacía unos días, el casero les había apremiado para que pagaran el alquiler y el recibo de la luz.

Poco antes de la medianoche de ayer, el 112 recibía la llamada de una de las compañeras de piso de Ancuta. Había encontrado al novio aporreando la puerta, desesperado porque no sabía nada de la víctima. La mujer penetró entonces en la vivienda, y en su dormitorio, en la segunda planta, tirada en el suelo y en medio de un charco de sangre, yacía Ancuta. Tenía aún el cuchillo clavado en el cuello. También heridas de defensa en las manos y golpes por el cuerpo. Vasile se había cebado con ella. Luego, el presunto asesino bajó al patio, ató una cuerda a una reja de la ventana y se colgó.

Ella había iniciado una relación con otro chico rumano. «Si te veo con otro hombre, te mataré, y luego me mato yo», la había amenazado en más de una ocasión. Pero la chica nunca le denunció . Ni ella ni sus amigos ni su nuevo novio. Ayer se lo reprochaban entre sí: «Si sabías lo que pasaba, ¿por qué no te la llevaste a tu casa?». El Consistorio guardó cinco minutos de silencio.

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