Los madrileños desafían las altas temperaturas armados con un bañador

La «playa de Madrid» se convierte en el refrescante templo de decenas de familias a pesar de los 40 grados

Los madrileños desafían las altas temperaturas armados con un bañador maya balanya

b. f. rebolledo

Las altas temperaturas se han instalado en la capital. Hasta el miércoles continuará la ola de calor, culpable de que los termómetros marcasen 39 grados al mediodía.

Ángel Alcázar , portavoz de Aemet, explicaba que esta ola de calor se debe a que «acabamos de tener es una situación de bloqueo de una bolsa de aire que se ha quedado aislada porque no había viento que la moviera». Así, sin brisa alguna, las temperaturas no han hecho más que aumentar.

Ante esta situación, la «playa de Madrid» se ha convertido en el refugio de decenas de madrileños que querían huir del bochorno sin tener que quedarse en casa. A pesar de las advertencias de no salir a la calle en las horas de más calor (de 12 a 18), la playa de Madrid Río reunía a varias personas que, armados con bañador, desafiaban las altas temperaturas.

La playa de Madrid: económica y cercana

«Este lugar es cómodo y nos pilla cerca», dice una pareja de jubilados mientras vigilan a sus tres nietos bañándose en los chorros. « Preferiríamos ir a la piscina pero con estos tres en casa es imposible». La pradera de Madrid Río se divide entre aquellos que toman el sol –con una media de edad de entre 20 y 40 años–, y los que se protegen en la sombra –mayores de 60 y niños–.

Aunque, por supuesto, los chorros de esta playa artificial están ocupados por cientos de chavales que disfrutan sus merecidas vacaciones. De hecho, varios campamentos urbanos llevan hasta allí a los niños para que se refresquen de forma segura y sin tener que estar vigilándoles tanto como en una piscina.

Ante la pregunta de si las altas temperaturas no les hacen querer quedarse en casa todos contestan felices que no, que a la sombrita y con los pies en remojo se está mejor. «Normalmente por la tarde está más lleno y no hay sombra. Si por mi fuese vendría también los fines de semana , si no hubiese tanta gente...», explica una señora.

Chiringuitos llenos

En el kiosko situado junto a la «playa de Madrid» admiten que el fin de semana estuvieron desbordados a pesar de los 40 grados. « Durante ocho horas no ha habido ni una mesa libre» , explicaba una de las camareras. Las familias acudían al chiringuito en busca de granizados.

También en la heladería del Paseo de las Yeserías notan la afluencia de gente. «Cuando hace este calor se consume más. Lógicamente, los clientes esperan a que baje un poco el calor , por eso vienen por la noche, sobre todo a partir de las 22», explicaba la jefa de la heladería.

Precisamente en este paseo una de las marquesinas marcaba 50 grados. Una temperatura improbable. Un jubilado se fijaba también en la temperatura y ante la cara de estupefacción de los transeúntes repetía, provocador, «a mí me gusta el calor».

En la playa de Madrid los niños parecen secundar sus palabras mientras corren y juegan entre los chorros. Por desgracia para los pequeños y por suerte para el resto de la ciudad, las altas temperaturas abandonarán la ciudad a lo largo de la semana.

Los madrileños desafían las altas temperaturas armados con un bañador

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