tribunales

El guardia civil acusado de asesinar a su mujer llora en el juicio y pide justicia

La Fiscalía dice que la mató porque ella quería separarse. La acusación, que usó su arma reglamentaria, pese a estar de baja, y la defensa, que se suicidó porque se sentía mala madre

m. j. álvarez

Rompió a llorar de forma abrupta y del mismo modo pidió ¡Justicia!. Así actuó ayer el cabo de la Guardia Civil, Raúl Peña, acusado de asesinar a su mujer mientras dormía en su domicilio familiar de Aranjuez cuando estaba en la casa la hija de la pareja de 2 años y 9 meses. Ocurrió el 10 de marzo de 2013 y está en prisión desde el 7 de junio de ese año.

Así lo considera probado el Ministerio Fiscal en su escrito de conclusiones provisionales que leyó ayer en la primera sesión del juicio que se celebra en la Audiencia Provincial, tras formarse el tribunal del jurado popular. «Estaba obsesionado con la niña. No dejaba que nadie se acercara a ella y desde que su mujer, Sonia Esteban, le dijo que quería separarse, decidió matarla con su arma reglamentaria (a pesar de que él estaba de baja), porque suponía que iba a ver menos a la cría», explicó la fiscal.

«Alteró la escena del crimen»

Después, «aprovechando sus conocimientos policiales, alteró la escena del crimen para hacer que prevaleciera la tesis del suicidio y avisó a Emergencias». Por esos hechos, solicita una pena de 20 años de cárcel y la privación de la patria potestad de la menor.

Según su escrito, el día de autos, la mujer, auxiliar de enfermería, «llegó a las nueve de la mañana tras haber terminado su turno de guardia en el Hospital del Tajo. Discutió con su marido por la separación y, tras jugar con su hija, se fue a la cama a descansar. El acusado entró en el dormitorio sobre las diez y le disparó en la sien derecha. No obstante, avisó a Emergencias sobre las 10.33 y fingió que su mujer se había suicidado».

Mientras, las acusaciones particulares piden una pena de 25 años, ya que, añaden el delito de omisión del deber de socorro. La victima no murió en el acto. Estiman que «no hubo ningún tipo de reanimación por parte del imputado, si bien si movió el cuerpo para que lo pareciera». «Dejó transcurrir tiempo suficiente para asegurar su muerte, se lavó las manos, recogió restos biológicos y llamó al 112».

«Frío y calculador»

Además, destacaron el comportamiento frío y calculador del acusado tras la muerte de su mujer. «Cambió a su hija de colegio cuando ella estaba todavía en el Anatómico Forense y ni siquiera llamó a sus suegros».

Las letradas que representan a los padres y a los hermanos de la presuntamente asesinada, consideran clave la autopsia psicológica que se realizó sobre la víctima (adelantada por ABC), que demuestra, en contra de la tesis de la defensa, «que Sonia no era ni una frustrada ni una atormentada. Tenía ilusiones, esperanzas, una hija, estaba preparando una oposición, lo único que le sobraba era su marido y la consecuencia fue su muerte», indicó una de ellas. Su último día de trabajo habló de la separación con sus compañeras y se citó con una de ellas esa tarde para preparar «temás de intendencia derivados de esa situación».

Mientras, la defensa trató de echar por tierra ese perfil de la víctima. «Estaba frustrada como madre, ya que la niña sentía veneración por su padre y ella pensaba que no la quería, que no era buena madre. Todo ello, unido a las desavenencias conyugales y a la posibilidad de perder el empleo la sumió en un estado de tristeza y depresión alarmante», alegó uno de los letrados. Su estrategia está clara: «Aquí el asunto que nos ocupa no es el asesinato, es el suicidio».

El guardia civil acusado de asesinar a su mujer llora en el juicio y pide justicia

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación