opinión/la una y media
El misterio eucarístico
Los cristianos estamos llamados a autentificar nuestro amor con una entrega alegre y cariñosa a todos los que tengan carencias y necesidades
Todo misterio supone una barrera para la mente humana que por sí misma no puede superar, aunque no por ello deje de expresar una gran verdad. Esto es lo que ocurre con el misterio Eucarístico, pues no somos capaces de entender cómo es posible que el Dios creador del universo no solo se haya hecho hombre por redimirnos sino que en el colmo del amor se esconda en la Sagrada Hostia para alimento y consuelo del pueblo que le conoce y le ama.
Es un modo de decirnos que se quiere seguir dando a nosotros hasta el final de la historia, que no quiere dejarnos aunque se exponga a los olvidos, indiferencias e incluso a los sacrilegios que los hombres podemos realizar. Es una lección impresionante de amor que nos invita a todos los cristianos a corresponder a tanto cariño desde la pobreza de nuestros corazones con cantos, alabanzas y procesiones que llenan hoy la geografía católica.
Pero no debemos olvidar que el mejor modo de honrar este Sacramento es imitar el estilo de Cristo que vino a servir especialmente a los más débiles y necesitados. Dice el apóstol San Juan que nadie puede decir que ama a Dios a quien no ve, si no ama a su hermano a quien ve; ésta es la razón por la que también celebramos hoy el día de la caridad, pues una vida espiritual que no se convierta en verdadera entrega y preocupación por los mas necesitados —en el cuerpo o en el alma— sin duda es un falso espiritualismo que no acerca nada a Dios.
Los cristianos estamos llamados a autentificar nuestro amor eucarístico con una entrega alegre y cariñosa a todos los que tengan carencias y necesidades. En nuestra familia, en nuestra comunidad de vecinos entre nuestros amigos... No hace falta ir muy lejos para vivir la verdadera caridad que autentifica la vida espiritual y el amor eucarístico de cada cristiano.