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El «Frente Popular» de toreros que lidió por la República y la abandonó por miedo
Diversos matadores cambiaron de bando cuando fueron desposeídos de sus propiedades y cabezas de ganado
La tarde del 16 de agosto de 1936, en Las Ventas, fue un destacado encuentro entre dos vítores . En el albero y en el tendido, sobre capotazos y puños alzados, convergieron los apoyos a la República y a la Fiesta , con la lidia de un frente de toreros que, en apoyo a ambas causas, abarrotó la plaza. La crónica de ABC en Madrid , ubicado en zona «roja», habla de una cita «grandiosa, sin hipérbole» ; un llamamiento de «patriotismo y fraternidad».
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Aunque tangencialmente, estas líneas hablan del sector desencantado de la «Brigada de los toreros» , que participó activamente en la Guerra Civil bajo el liderazgo de matadores como Litri II, Fortuna Chico y Parrita. Respecto al primero, como apunte, cabe citar la ironía utilizada por ABC en su edición de Sevilla, en territorio nacional, que destacaba cómo en el avance franquista por Albarracín, su mando y método mantenía el nivel de sus tardes en la plaza, con la consideración de que «como general todavía resultaba peor que como torero» .
Apoyo y disidencia
De nuevo al Lorenzo de aquella tarde, segundo acto de una festividad que comenzó en Tetuán –«dos triunfos arrolladores de un pequeño "frente popular" taurino con dos sectores, el del ruedo y el del campo de batalla», según ABC Madrid –, la imagen heredada es la de todos los integrantes del cartel haciendo el paseillo en Las Ventas con el puño en alto .
Antonio García Bustamante «Maravilla»; Cayetano Ordóñez «Niño de la Palma»; Joaquín Rodríguez Ortega «Cagancho»; Luis Gómez «Estudiante» y Félix Colomo colmaron el entusiasmo de una plaza y de un cronista enaltecidos. La estampa, sin embargo, no fue más que eso, pues no hay constancia de que ninguno hiciera acto más allá del coso . Fue la Asociación de Matadores de Toros y Novillos quien solicitó armas a la Agrupación Socialista e hizo efectivo el alistamiento de sus miembros, señal inequívoca de su alineación con el frente republicano y de su ánimo combativo.
Su disidencia, en cualquier caso, no remite únicamente a la omisión, pues en tres casos concretos, por si no fuera suficiente, cambiaron de bando . «Maravilla», «Cagancho» y «Estudiante», terratenientes además de matadores, se alistaron al bando Nacional una vez comprobadas las formas del frente al que apoyaron. Tanto sus tierras como su ganado fueron saqueados , con el sacrificio inmediato de los animales por razones de abastecimiento. « Los toros de lidia no deben morir en el campo , sino en la plaza», señalaba un titular de la revista Mundo Gráfico en la fecha, en alusión a las prácticas desarrolladas. Un desencanto motivado por el miedo y, en segundo caso, por su influencia negativa en la admirada Fiesta.