El Salón del Prado «repinta» de azul a verde las plazas de aparcamiento regulado
El ayuntamiento de Madrid cambia el color del parking en los alrededores del museo. Ahora son más caras, lo que ha provocado el malestar de los usuarios
![El Salón del Prado «repinta» de azul a verde las plazas de aparcamiento regulado](https://s2.abcstatics.com/Media/201505/19/ser-paseo-prado-azul-verde--644x362.jpg)
Las plazas de aparcamiento del Servicio de Estacionamiento Regulado (SER) , situadas frente al Museo del Prado, han mutado de color. Han pasado de ser azules a verdes, salvo una decena. No son muchas, en total son 34, de las que 10 conservan el color primigenio, pero ello supone un incremento sustancial de las tarifas, lo que ha causado el lógico malestar de los comerciantes, empleados y personal de paso que usa ese lugar para dejar el coche. Se sitúan entre la pinacoteca y el Ministerio de Sanidad, Igualdad y Servicios Sociales y llegan casi hasta a la altura de la plaza de Cánovas del Castillo, donde está el dios Neptuno. Lo mismo ha ocurrido en algunas calles de la parte trasera del museo.
El Ayuntamiento de Madrid asegura que el cambio no es reciente, si bien reconoce que ahora se está repintando esa área, como corroboró un testigo el pasado miércoles. Fuentes municipales indican que, con carácter general, cuando se produce el cambio de una zona azul a verde, se hace por «criterios técnicos o a solicitud de los residentes, vecinos o comerciantes porque necesitan más espacios para aparcar». En este último caso, si los técnicos ven viable la modificación, se realiza, precisaron. En este sentido, recuerdan que según la ordenanza de movilidad –la actual se aprobó el año pasado–, siempre hay más plazas verdes que azules para garantizar la prioridad de los residentes de la zona. Las primeras son para estos últimos, aunque también pueden usarlas los visitantes, si bien resultan más costosas que las del otro color, limitado a los conductores que están de paso.
Sin embargo, parece ser que este no ha sido el caso del Paseo del Arte, según los testimonios recabados por ABC el pasado sábado. «Yo vivo aquí, en Huertas y tengo tarjeta de residente. Ningún vecino aparca en ese tramo, limitado a la gente que viene a hacer cualquier gestión, algunos empleados o visitantes, estos últimos, sobre todo, los fines de semana. Aquí, o llegan temprano o no encuentran sitio», explica Raúl. Es mediodía y las rayas perfectas en el suelo relucen con el nuevo color y los restos de la pintura antigua, ajada, con el antiguo, reflejan el cambio. Y también el gasto que ello supone para los usuarios, como indica el cartel informativo de los parquímetros del bulevar central. Los 20 minutos han pasado a costar de 25 céntimos a 60. La media hora, de 45 a 1,10 euros; la hora, de 1,20 a 2,35; la hora y media, de 2,05 a 3,55, y las dos horas, de 2,95 a 4,70. Ahora, con la modificación, el máximo de tiempo permitido para aparcar es de 120 minutos con el fin de facilitar la rotación y dejar sitio a otra persona. Antes, el máximo era de cuatro horas y el precio: 8,40 euros.
A la caza del infractor
El trasiego para sacar el tique no cesa. «Calcula bien el tiempo que a las tres ya no se paga», le dice una joven a su novio. «¡Madre mía, lo que ha subido esto! Suerte que es sábado y hemos encontrado un hueco», comentan. La mayoría de los vehículos aparcados han sacado el papel para dos horas. En los parabrisas se ve los precios: 4,70 euros, 4,20… Una controladora del SER está ojo avizor, buscando a algún infractor. Interrogada sobre cuando se ha producido el cambio de las plazas se limita a encogerse de hombros.
La decena de plazas azules son las primeras en llenarse. Están más próximas a la plaza de Cánovas del Castillo. Casi todas las existentes están en batería. «Es una faena, la verdad, porque ahora, desde hace entre tres o cinco meses, hay que pagar el doble por estar un rato», explica Blas, desde el interior de su quiosco de periódicos. «Yo no lo traigo nunca, pero si alguna vez lo tengo que hacer y no encuentro sitio por la zona de la plaza de la Lealtad, que sigue siendo azul, la broma me sale por un ojo de la cara».
De la misma opinión es Olga, una empleada. «Yo ya no vengo en coche. No me lo puedo permitir. Lo mismo les pasa al personal del Ministerio de Sanidad», explica
Manuel, un vendedor que lleva 30 años ofreciendo «souvenirs» a los turistas en su tenderete cree que el cambio se debe a las protestas de los vecinos. «No tenían suficiente espacio libre y ahora, además de que el ayuntamiento ha puesto más plazas verdes en el área de las Cortes, les permiten aparcar en la zona de los Jerónimos. Estos últimos residentes no están tan satisfechos, pero al consistorio le resulta más rentable».
«Han machacado la zona porque también han cambiado plazas en las calles de la parte de atrás del Museo del Prado», recalca Carlos, encargado de un negocio. «Yo aparco en el garaje, pero cuando hay manifestaciones no puedo pasar y lo tengo que dejar en la calle. Ahora es muy caro», aduce. Lo que explica este comerciante ha ocurrido, por ejemplo, en la calle de Ruiz de Alarcón, en la trasera de la pinacoteca. «Vengo mucho por aquí con mi familia; la última vez fue en febrero y, desde luego, la zona no era verde. Nos van a sacar los ojos», recalca Eva.
Otros no están de acuerdo. «A mi me parece bien. Quien quiera usar el coche que pague más; eso nos beneficia a todos porque el que recauda es el Ayuntamiento de Madrid que debe invertir después bien el dinero», explica Manuel, otro comerciante.
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