tribunales

«Tengo pesadillas. Su imagen encañonándome con una pistola me acompaña muchas noches»

Ese fue el desgarrador testimonio de la exdirectora de la sucursal de Usera asaltada en agosto de 2012, que acabó con una agente de la policía asesinada y su compañero herido

m. j. álvarez

«Tengo muchas pesadillas. Me paso muchas noches sin dormir. Le reconozco sin ningún género de dudas. Jamás olvidaré su rostro. Me sacó del despacho, me encañonó y me retuvo en el baño, donde me siguió apuntando con la pistola frente al espejo. Le identifico por eso. Pensé que no saldría viva de allí. Su imagen me acompaña muchas noches».

Ese fue el desgarrador testimonio de Laura Martín, la directora de la oficina de Correos situada en el número 77 de la calle de Barrientos de Usera, en alusión a Pablo P. S.. Este, conocido como «Chimo» o «El Chino», está acusado por atracar y asesinar a tiros a la agente de Policía Municipal, Carmen Muñoz, de 62 años, así como de tentativa de homicidio, por herir a su compañero, Santiago Lozano, cuando trataban de detenerles, entre otros delitos.

«Le reconocí sin ninguna duda después, cuando fue detenido, aunque ya no llevaba barba. A día de hoy me sigo viendo con una pistola en la cabeza delante del espejo y a él», aseveró.

El Ministerio Fiscal solicita para el encausado una pena de 37 años y seis meses de prisión, ya que considera que fue el autor material de los disparos. Mientras, su cómplice, fallecido en prisión en agosto pasado era el dueño de la furgoneta en la que huían.

La exresponsable de la entidad, visiblemente afectada, ha perdido pelo y estuvo en tratamiento psicológico once meses, a consecuencia de lo ocurrido y del crimen de la agente, muy querida en el barrio.

«Estuve un año de baja, me trasladaron a otra entidad y después me he marchado fuera de Madrid. Ahora estoy en un departamento de atención al cliente. Sigo teniendo claustrofobia, no puedo viajar en el Metro...», aludía a la secuelas que seguía presentado.

«Su muerte fue horrible»

«Sentimos mucho la muerte de Carmen Muñoz. Fue muy duro. Vivía en una calle cercana a la entidad. Nos llevaba la correspondencia y tomaba café con ella. Formaba parte de la vida del barrio. Su crimen fue horrible. A mí me tuvo que atender el Samur. Ese día hicimos un duelo y un improvisado velatorio en la oficina hasta las ocho de la noche. Espero que se le recompense y se haga justicia», solicitó.

La agente fallecida recibió la Medalla al Mérito Ciudadano y la Medalla de la Polícía Municipal a título póstumo. Le gustaba patrullar en la calle y estaba a punto de jubilarse. Vivía con su hija y su nieta.

«Tengo pesadillas. Su imagen encañonándome con una pistola me acompaña muchas noches»

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