Aguirre vs Botella, una guerra fría por el poder municipal
La tensión entre ambas se libra desde que Gallardón dejó vacante la Alcaldía
Esperanza Aguirre , la favorita de las encuestas, ha puesto en tela de juicio la labor de Ana Botella como alcaldesa de Madrid desde que fue proclamada candidata a la Alcaldía el pasado 6 de marzo. Desde entonces, como parte de su precampaña y campaña, ha iniciado una oleada de ofensivas contra su gestión y la de su predecesor, Alberto Ruiz-Gallardón: la limpieza, los horarios de las Áreas de Prioridad Residencial, su negativa a cerrar el centro al tráfico, el fin del afán recaudatorio de las multas, abandonar el Palacio de Cibeles como sede , poner árboles en Sol , mejorar el Samur Social,... Esta cruzada tocó techo el pasado 14 de abril, cuando se cerraron las listas de las candidatas y algunos nombres del equipo de la regidora se colocaron en los últimos puestos. Ahí, Botella respondió al ataque. Llamó a Rajoy para que posicionara mejor a los suyos y se salió con la suya. Aguirre lo tomó como una declaración de guerra. Desde entonces la tensión entre ambas ha ido en aumento y ya ninguna trata de ocultar el mutuo recelo ni siquiera en los actos públicos.
El motivo de este conflicto está claro en el círculo de la primera edil:«Le arrebató ser la primera alcaldesa de Madrid». Desde San Isidro, cuando la presidenta de los populares madrileños plantó a Botella, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y al presidente de Honor del PP, José María Aznar, entre otras personalidades, la escalada de hostilidades ha sido constante. Ayer mismo, la candidata a la Alcaldía se dirigió a la sucesora de Gallardón como « esa gran mujer que está detrás de un gran hombre ».
En el mitin del partido del pasado domingo en Madrid Río, donde Aznar se sentó entre su esposa y la líder del partido en Madrid, ambas cruzaron palabras ante el micro sin mirarse: «Quiero un Madrid que cada vez sea más libre, más abierto y acogedor, con pocos impuestos, cuidar la limpieza [...]», pronunció la expresidenta regional. Contestó Botella: «Esperanza Aguirre, cuando llegue a la Alcaldía verá que ya hemos bajado los impuestos»; «podrá trabajar por un Madrid más limpio, pero no más libre, imposible».
El origen
La guerra fría entre ambas estalló el 14 de octubre de 2011 . La dirección nacional del PP incluía a Gallardón en las listas del Congreso como uno de los hombres fuertes de Rajoy. Sería el nuevo ministro de Justicia. La vacante en el Ayuntamiento quedaba vacía y no se preveía ningún movimiento estratégico para Esperanza Aguirre, entonces presidenta de Madrid, y díscola del futuro presidente de España. El nombre de Botella empezó a sonar pronto entre los barones del PP y el silencio de Aguirre.
El sueño de la misma siempre ha sido cerrar su etapa política como alcaldesa de la capital, o al menos eso ha dicho públicamente. El 27 de diciembre, Botella pasó a la historia como regidora madrileña. Después de aquello, Aguirre trazó una línea roja entre ambas el 6 de noviembre de 2012, seis días después de que se produjera la tragedia del Madrid Arena, que costó la vida a cinco jóvenes y supuso la mayor crisis de gobierno de la regidora. Tachó lo sucedido de un «drama espantoso»; «da la impresión de que no se ha cumplido la ley, al menos en todas sus especificaciones»; «hay que llegar a la verdad caiga quien caiga». Esas palabras marcaron un antes y un después en la relación entre ellas.
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