La nueva vida de Ana Botella

La alcaldesa estará arropada hoy por Aznar y Santamaría en su adiós oficioso en Cibeles. Ayer hizo balance de su gobierno a ABC

La nueva vida de Ana Botella abc

tatiana g. rivas

Mira desde la gran ventana de su despacho a la diosa Cibeles. Ana Botella (Madrid, 1954), la primera regidora que ha tenido Madrid, asegura mientras la observa que no echará de menos esas vistas.Se gira y advierte relajada: «No suelo mirar atrás». Está más que convencida de dejar la política. En junio empieza su nueva vida: «Tengo ilusión. Doce años –contando su etapa de delegada de Empleo y Servicios a la Ciudadanía (2003-2007) y de Medio

«Me dedicaré a viajar con mi marido»

Ambiente (2007-2011)– son muchos y hay que readaptarse. Tengo mi puesto en la administración, pero pretendo hacer otras cosas para las que no he tenido tiempo». Tiene claro por dónde empezará, y lo cuenta a ABC con una gran sonrisa:«Me dedicaré a viajar con mi marido de vez en cuándo y ver a mis nietos. Mi primer viaje será a Londres».

Botella vivirá este viernes su último San Isidro como alcaldesa en el Palacio de Cibeles. Estará arropada por su marido, el presidente de honor del PP, José María Aznar; la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría; el exalcalde y exministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, entre otras personalidades, y los candidatos de todos los partidos para las elecciones a la Comunidad y el Ayuntamiento. Todos menos uno serán testigos de la entrega de medallas de la ciudad: Esperanza Aguirre; ayer dijo que no le daba tiempo a llegar y que acudiría directamente vestida de chulapa a la pradera de San Isidro.

Menos impuestos

Botella admite que la vida le ha dado muchas oportunidades. Estar al frente de la gestión de la capital ha sido para ella «un privilegio». Le ha tocado mandar en época de vacas flacas, con una gran tragedia de por medio, la del Madrid Arena , que la llevó a su mayor crisis de gobierno. Pero su balance durante estos tres años y cinco meses como alcaldesa es positivo.

Tiene espinitas guardadas, asegura, pero prefiere no comentarlas; su mayor satisfacción es dejar un Ayuntamiento «sostenible económicamente, con posibilidades, sin haber bajado ni un solo euro el gasto social para quien más lo necesita». Su resumen se centra en la reducción, casi a la mitad, de la deuda que heredó de su mentor, Alberto Ruiz-Gallardón –de 8.653 millones de euros en 2011 a 4.785 millones actualmente–; «hemos ajustado ingresos a gastos y la ciudad funciona con 500 millones de euros menos. Si algo hemos aprendido con esta crisis –dice– es que no se puede gastar más de lo que se ingresa».

Más inversión

Esa reducción es la que ha permitido que la el gobierno local haya podido volver a la inversión a través de obras pequeñas. «Cuando me vaya, los madrileños van a pagar menos impuestos. Eso ya se aprobó en la ordenanza del año pasado y en los presupuestos. Es verdad que no se va a ver de manera real hasta que yo no esté. En noviembre se comprobará que se ha congelado el IBI y que la tasa de basuras está suprimida».

También se refiere a la rebaja de la plusvalía –en transmisiones inter vivos hasta el 50% y hasta un 96% en las herencias–. Y añade otro de sus méritos y su equipo: «Conseguir el récord de turistas en 2014». La capital recibió el año pasado más de 8,3 millones de turistas, la cifra más alta jamás alcanzada. Con esta frase termina su balance: «Siempre hay cosas que mejorar, pero Madrid, hoy, es una ciudad viable».

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