premios abc oro

«En mi casa nunca ha habido otro periódico; estoy muy contenta»

Encarnación y Miguel Ángel, lectora y quiosquero de Goya, reciben los mil euros que ABC reparte semanalmente

«En mi casa nunca ha habido otro periódico; estoy muy contenta» josé ramón ladra

i. s. c.

En la confluencia entre las calles de Goya y Velázquez, en el quiosco del número 31 de la primera, el enorme cheque de mil euros de ABC reclama la atención de los cientos de personas que pasan ante los periódicos expuestos. «¿Has visto lo que me ha tocado?», decía orgulloso Miguel Ángel, el vendedor, con una pregunta retórica a sus clientes habituales. A su lado, Encarnación, lectora de este diario «de toda la vida», aguardaba para la foto conmemorativa con su perrita en brazos. Ambos son los últimos ganadores del millar de euros de la tarjeta Oro .

Encarnación revela que en su casa no ha entrado otro periódico que no sea el ABC. Su madre, añade, es suscriptora «desde hace muchos años» y su afinidad con estas páginas obedece a una suerte de herencia familiar. «Me encanta; tiene unos artículos fantásticos», declara. Carlos Herrera, Edurne Uriarte y Jaime González son sus «preferidos», aunque apunta que, en general, lo que le hace especial es que «es muy completo». La grapa, seña de identidad de su diseño, es considerada como tal en este caso: «Me gusta todo, el encuadernado, el formato, la comodidad... Todo», explica.

Su fidelidad, como la de otros lectores, se mantiene intacta al tiempo que crece el interés por la tarjeta Oro. Así lo define Miguel Ángel, que advierte un repunte en las peticiones de pasar la tarjeta. «La gente lo busca, sobre todo en las últimas semanas», indica. Su compradora diaria, premiada por ABC, eleva esta promoción y sus análogas, en sintonía con su madre. «Es positivo para incentivar que se siga comprando y para poner en valor el trabajo que hace», arguye.

«Comunión y homenajes»

En ambos casos, los mil euros ya tienen depósito. En el caso de Miguel Ángel, asegura viene en un momento ideal, pues hoy es la comunión de su hija. Encarnación, en cambio, ya sabe que lo invertirá en un abono trimestral para el gimnasio de un prestigioso hotel, paralelo a «algún homenaje».

«En mi casa nunca ha habido otro periódico; estoy muy contenta»

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