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Cuando el Palacio de los Deportes celebraba los «combates del siglo»
En la década de los 70, el histórico pabellón madrileño fue testigo de veladas épicas entre Pedro Carrasco y Mando Ramos por la corona mundial de los pesos ligeros
Coetáneo con el saqueo a los títulos de Mohamed Ali –por negarse a participar en la Guerra de Vietnam– y su posterior retorno, el boxeo español alcanzó su cénit histórico con el Palacio de los Deportes de Madrid como escenario principal. Aunque ninguno de los golpes de Pedro Carrasco, Mando Ramos o Miguel Velázquez igualó, siquiera un poco, los sentidos desde Kinsasa años después , en aquel ambiente denso, mezcla de humo, sudor y sangre, la disputa por los títulos de los pesos ligeros generaron una expectación que nunca pudo repetirse.
Fue en Madrid, en el inicio del verano de 1967, cuando Pedro Carrasco, bautizado como «El marinero de los puños de oro», se alzó por primera vez campeón de Europa al vencer a Borge Krogh por K.O. técnico en ocho asaltos. Carrasco conservó la corona continental hasta en cinco ocasiones, con combates en la capital de España, Barcelona y Valencia.
De nuevo en el Palacio de Deportes, antagónico en apariencia del actual Barclaycard Center , el campeón español sumó gloria a sus puños con la conquista del cetro europeo Superligero en 1971. Lo alcanzó con una victoria a los puntos frente a René Roque, un pequeño y rápido púgil de origen francés. Dos años antes, en 1969, en el enfrentamiento ante Miguel Velázquez, Madrid sintió una pasión por el boxeo casi desconocida hasta la fecha, con la grada polarizada a favor de uno y otro boxeador. Lo mejor, sin embargo, aún estaba por llegar.
Título mundial
Entre noviembre de 1971 y junio de 1972, en el intercambio de golpes entre Pedro Carrasco y Mando Ramos, se cerró un episodio único en la historia del Palacio, que pocas veces repitió un evento similar. Ambos, español y norteamericano, pugnaron por un título mundial inmerso en la polémica. En el primero de los combates, Carrasco se convirtió en campeón por una controvertida descalificación de Ramos. Puesto que la WBC nunca lo reconoció, se obligó a celebrar un nuevo enfrentamiento.
Esta vez en California, el «Muñeco de Long Beach» recuperó su trono en un combate ganado a los puntos. La decisión, de nuevo, fue muy discutida y el duelo regresó a Madrid para su capítulo final. El cuadrilátero de Madrid elevó a Ramos a pesar del aliento local y de las posteriores acusaciones de dopaje del vencedor.
Pasados los años, el boxeo en el Palacio de los Deportes amagó con recuperar el crédito perdido con la irrupción de Poli Díaz, pero su prematuro y fulgurante descenso profesional y personal , víctima de la adicción a la droga, apagó cualquier atisbo.
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