Casa de los horrores de Majadahonda
Detectan ingresos, pero no gastos, en las cuentas de la tía del presunto descuartizador
Los investigadores no descartan que la dueña lleve fallecida varios años
Ha habido ingresos pero no gastos. Así se deduce del rastreo de las cuentas bancarias de la tía del casero de Majadahonda, acusado de la muerte de su inquilina, cuyo cuerpo sigue sin ser encontrado. La Guardia Civil recela de la versión ofrecida por el detenido acerca del paradero de su tía Lidia H. H., dueña del denominado chalé de los horrores, quien le habría cedido el uso y disfrute de la propiedad. Bruno, de 32 años, dijo que la ingresó en una residencia de Ávila cuyo nombre no recordaba, pero no hay ninguna prueba ni documento que lo acredite.
De eso hace ya cuatro o cinco años. Nadie la ha vuelto a ver. En las indagaciones sobre las cuentas corrientes de la mujer, realizadas hasta la fecha, se han detectado movimientos relativos a ingresos y ninguno significativo en cuanto a gastos. Lo analizado hasta el momento apuntala la tesis de que Bruno miente y, por tanto, Lidia estaría muerta. Si estuviera internada, cada mes le tendrían que descontar la mensualidad y si residiera en otro lugar, habría retirado dinero para pagar el alquiler, hacer compras, etc.
Las entradas de efectivo que sí figuran en sus cuentas podrían corresponder a pensiones, rentas por inmuebles, fondos, etc. Los investigadores no descartan que lleve fallecida varios años ni tampoco que su muerte fuera violenta y la hubiera realizado Bruno, por lo que sería su segunda víctima. De ser él el supuesto autor, no habría tocado el dinero, no se sabe si por no estar autorizado o porque el móvil del presunto homicidio no fuera económico. Todas las hipótesis están abiertas si bien no hay pruebas que le incriminen.
Rastreo de fincas familiares
Lo llamativo del caso es que ninguno de los numerosos hermanos de Lidia se ha pronunciado sobre su paradero desde que saliera a la luz este espeluznante caso, así como la ausencia de denuncias.
Mientras se aclara este asunto, la prioridad de los agentes del Instituto Armado sigue siendo encontrar a Adriana Gioiosa, la inquilina argentina de 55 años, presuntamente asesinada por su casero entre el 30 de marzo y el 1 de abril. Ahora, los agentes están rastreando tanto las propiedades del encarcelado como las de sus familiares por si fuera necesario, en función del desarrollo de la investigación, realizar algún registro para cerrar este caso. No quieren dejar ningún cabo suelto, según las fuentes consultadas por ABC.
La hipótesis que manejan los investigadores no ha variado: piensan que Bruno no planeó la muerte de su inquilina y que esta se produjo tras una disputa. Luego, él descuartizó su cuerpo y lo arrojó a la basura. Por ello la siguen buscando en el vertedero de Pinto.
Más sangre en la cocina, sótano, grifería...
En el chalé se halló sangre humana en la trituradora casera del garaje y en la pared. Fue en el primer registro, a pesar de la minuciosa limpieza que realizó Bruno, con problemas psiquiátricos. Nuevos restos se encontraron el lunes pasado en el salón, cocina, sótano y grifería de la bañera, que tendrán que ser analizados y cotejados con el ADN del hermano de Adriana y del padre de Bruno, para ver si coinciden con las desaparecidas o descartar otros perfiles.
El portátil de la argentina también estaba en poder del sospechoso. Se ha realizado el volcado y se examinarán los correos electrónicos en busca de pistas. Hoy está previsto que el juez encargado del caso levante el secreto de sumario.
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