El peor día de Cristina Cifuentes en la Delegación de Gobierno

La candidata a la Presidencia de la Comunidad dejó este viernes el Palacio de Borguetto recordando los buenos y malos momentos de una etapa que define como «la mejor de su vida»

El peor día de Cristina Cifuentes en la Delegación de Gobierno matías nieto

tatiana g. rivas

El último día de Cristina Cifuentes en el Palacio de Borghetto fue triste. Mucho. Lágrimas incluidas. Eligió el negro bajo un abrigo acebrado para poner el broche a su etapa como la delegada de Gobierno más carismática que se recuerda. Ayer, por la mañana, mientras se producía su cese en Moncloa, todavía quedaban en su despacho algunas cajas con sus pertenencias más valiosas. Y aún estaba sin descolgar el cuadro de Tintín que ha custodiado sus espaldas durante estos tres años y cuatro meses en el cargo.

Lo descuelga para llevárselo, por ahora, a una sala del Grupo del PP en la Asamblea de Madrid porque, hasta que no se decida su futuro en las urnas, no cuenta con ningún estudio en Génova. Solo una sala común para trabajar con su equipo. «A este cuadro le

«Me da mucha pena dejar esto, pero prometo cambiar el chip»

tengo mucho cariño. Lo pintó mi marido. Toda mi familia y yo somos unos “tintinófilos”», revela con nostalgia mientras lo mira. Toma también su cohete lunar de coleccionista del personaje de Hergé. Con él en la mano se confiesa: «Me da mucha pena dejar esto. Pero prometo que a partir de mañana –ya en la sede del PP– cambiaré el chip. Estoy entusiasmada con este nuevo reto. Me van los desafíos».

Camina dando pequeños pasos por la sala donde tantas penas y alegrías ha vivido desde que aterrizó en enero de 2012. Se reposa sobre la parte delantera de la mesa, aún llena de carpetas de trabajo, y admite que el momento más agrio que sufrió en su despacho fue cuando tuvo que hablar con el padre de una de las niñas que fue víctima del pederasta de Ciudad Lineal . Se le tuerce el gesto al recordarlo. «He vivido días durísimos al frente de la Delegación. La mayoría de las noticias son sobre muertes, suicidios,... es duro. Pero la etapa más difícil ha sido cuando aún no se había detenido al pederasta. Es cierto que también se viven experiencias satisfactorias, como cuando se arrestó a ese delincuente. Entonces llamé al padre de esa niña para decírselo y comunicarle que un retrato robot que él había elaborado había ayudado a atraparlo», narra.

Sus hijos, su mayor orgullo

Cifuentes ha salido reforzada de su paso por la Delegación; más aún tras reponerse del fatídico accidente de moto que la puso al filo de la muerte en agosto de 2013. Su energía es incesante. La acumula para el 24-M. Sus familia y sus hijos, «de lo que más orgullosa me siento en mi vida», la apoyan en su nueva andadura. «No estoy en política por ambición, sino porque tengo vocación de servicio público», admite antes de despedirse, para ultimar las horas como delegada confeccionando sus listas electorales. Un hueco en la pared del hall de la entrada aguarda a que llegue el marco con la foto de la duodécima delegada en Madrid.

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