Via Crucis monumental en el Valle de los Caídos

El Vía Crucis que el 28 de marzo, Sábado de Pasión, se celebra en el Valle de los Caídos es espectacular. No es un rezo al uso. Los feligreses han de recorrer una senda de cinco kilómetros al aire libre, con escaleras hacia arriba, escaleras hacia abajo y bordeando riscos. El paisaje llama al recogimiento y a la oración. La cita es a las cuatro de la tarde. Dura, al menos, tres horas. Lo organiza la Abadía benedictina de Santa Cruz del Valle de los Caídos.

Este recorrido, muy bien acogido, se celebra varias veces al año. El de finales de verano es uno de los más concurridos porque, además, de la oración, los caminantes disfrutan del buen tiempo y de un paisaje privilegiado.

Los frailes ya avisan: «El trayecto por Cuelgamuros auna la oración, cierto sacrificio por el recorrido en montaña, cinco kilómetros y más de 2.300 escalones, subidas y bajadas. Y la contemplación de Dios en la naturaleza creada por Él». De hecho, hay servicio médico a pie de carretera.

El Vía Crucis comienza, como es habitual, en la zona próxima a los Juanelos, a las cuatro de la tarde. Discurre por una senda de granito las distintas estaciones hasta llegar a las dos últimas: La Virgen con su Hijo en Brazos (que está a la entrada de la Basílica) y, la última, en el altar mayor, que es el Cristo Crucificado, Jesús en el sepulcro.

Por su recorrido monumental y, en su mayor parte, entre la cuerda de la montaña, este Vía Crucis está considerado único en el mundo.