víctima de violencia machista:

«Llegué a maquillarme los moratones. Tapaba los malos tratos por vergüenza»

«Si no quieres hablar, te tengo que disparar», dijo su expareja antes de vaciar el cargador sobre la mujer, dejándola muy grave

s.l.

Una mujer víctima de violencia machista que estuvo a punto de ser asesinada por su expareja en 2013 ha relatado este lunes durante el juicio que no le denunció por vergüenza y confiando en que todo se arreglase, y llegó a maquillarse los moratones para encubrir los malos tratos. La Sección 27 de la Audiencia Provincial de Madrid ha juzgado este lunes a José Luis C.B. por los delito de asesinato en grado de tentativa, sustracción de hijo menor, violencia habitual en el ámbito familiar, delitos de amenazas, quebrantamiento de medidas cautelares, falsedad en documento oficial y tenencia ilícita de armas.

La fiscalía pide para él 32 años de cárcel por los hechos ocurridos entre mayo de 2012 y febrero de 2013, que incluyen amenazas, persecuciones, insultos y agresiones de todo tipo contra su expareja, a la que fue a ver a pesar de tener órdenes de alejamiento en vigor y a la que finalmente disparó varias veces, dejándola herida muy grave. «Lo tapaba por vergüenza», ha declarado la mujer tras un biombo, entre sollozos, al explicar por qué inicialmente no denunció a su pareja, confiando en que todo se arreglara, «hasta que pasó lo que pasó».

La mujer llegó a aprender a maquillarse los moratones para que nadie se diese cuenta de los malos tratos, pero aún así sus allegados se dieron cuenta y le dijeron que denunciara, lo que ella no hizo inicialmente. Finalmente, según ha relatado la víctima, el 14 de febrero de 2013 el acusado la amenazó de muerte y le dijo que «iba a montar la de puerto Urraco». Dos días después, acudió a la casa de ella con la excusa de que le llevaba al hijo de ambos.

«Te tengo que disparar»

Cuando ella vio que era mentira y trató de irse, él le dijo: «Si no quieres hablar, te tengo que disparar», y vació el cargador sobre la mujer, dejándola herida muy grave. Luego fue a casa de su madre y cogió al hijo y lo llevó a Benalmádena (Málaga), donde fue detenido.

El acusado ha reconocido durante el juicio que estaba «trastornado por los celos» y por eso había sometido a su pareja a pruebas como superar dos polígrafos, analizar el ADN de su ropa interior o contratar a un detective. Todo ello porque él creía que ella estaba con otros hombres, lo que continuó creyendo a pesar de que ella lo negaba y esas pruebas resultaron negativas. Ha reconocido que la insultaba, pero nunca llegó a pegarle ni amenazarle. El procesado ha mantenido que el día que ella fue atacada él estaba en Málaga con su hijo.

«Llegué a maquillarme los moratones. Tapaba los malos tratos por vergüenza»

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