Íñigo Henríquez de Luna, un «colchonero» para mandar en Cibeles

El portavoz del Partido Popular (PP) en la Asamblea de Madrid, Íñigo Henríquez de Luna (Madrid, 1964) fue elegido ayer director de campaña de los populares madrileños, tras el primer Comité de Dirección del PP de Madrid con Esperanza Aguirre como candidata a la alcaldía. Será el encargado de coordinar los equipos electorales, tanto de Aguirre como de Cristina Cifuentes, en sus respectivas carreras hacia el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid. Un «mediador» entre ambas candidatas que, en Génova, ven ya como la «mano derecha» de la presidenta del PP madrileño y que, en caso de hacerse con el bastón municipal el 24 de mayo, podría hacer de él su «número dos» para mandar en Cibeles -o, si cumple su advertencia, en la Plaza de la Villa -.

Una paradoja para un forofo confeso del Atlético de Madrid que tiene sobrada experiencia municipalista. Henríquez de Luna ha pasado la mayor parte de su carrera política en el Ayuntamiento de Madrid . Fue jefe de la Unidad de Servicios Culturales de la Junta Municipal de Latina en el primer gobierno de José María Álvarez del Manzano (1991-1995); jefe de la Unidad de Servicios Culturales de la Junta Municipal de Salamanca durante la segunda legislatura de Manzano (1995-1999); consejero técnico del Área de Circulación y Transportes entre 1999 y 2000 y concejal presidente de la Junta Municipal de Salamanca con Alberto Ruiz-Gallardón como regidor, cargo que simultaneó con el de concejal presidente de Chamartín entre 2003 y 2005.

Salamanca, uno de los distritos más representativos del electorado popular, es su «cuna política». Tras afiliarse en 1983 al PP a través de sus Nuevas Generaciones, accedió a la junta directiva del partido en dicho distrito en 1984. Una agrupación que preside desde 1997 y desde la que dio el salto, en 2004, al Comité Ejecutivo Regional del PP de Madrid. Tras su etapa municipal, Aguirre tiró de él para ser diputado autonómico y portavoz de su partido en la Asamblea, desde 2011. Además, es senador desde abril de 2014.

Una portavocía que, en su círculo califican de «ingrata», pero en la que ha demostrado ser «una persona dialogante, con capacidad para llegar a acuerdos a pesar de sus férreos principios». Principios que pasan por modernizar la estructura de su partido, en el que siempre ha defendido el sistema de primarias. En la Asamblea, también ha gozado de «buena imagen» entre la mayoría de sus compañeros en la oposición.

Su pasión por el deporte -le gusta el ciclismo y practica spinning- y su afán por no dejar de formarse han forjado su carácter de «corredor de fondo» en la política. Así se autodefine este licenciado en Derecho por la Complutense (1983-1988) que, además, es ase sor fiscal, diplomado en Derecho Tributario y en Asesoría Jurídica, máster en Derecho Fiscal y en Derecho Parlamentario, Elecciones y Estudios Legislativos (2011-2013). «Es un demócrata convencido y practicante», coinciden sus compañeros de partido.