Curiosidades de Madrid
La fallida catedral gótica de Madrid que quiso competir con la de Burgos
El proyecto original de La Almudena, obra del marqués de Cubas, se inspiró en la traza de templos góticos como el de Reims; en el franquismo se transformó su línea al neoclásico
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La Almudena pudo ser la catedral gótica que la capital soñó siempre con tener y no pudo. Cuando Alfonso XII confió el deseo de que Madrid tuviera una catedral digna para la capital de España a Francisco de Cubas, marqués de Cubas, este le respondió con un proyecto sorprendente. El arquitecto quiso hacer sombra a las de Burgos, León, Toledo o Sevilla con un edificio de dimensiones colosales. Los madrileños llevaban siglos queriendo mostrar al mundo una catedral –desde tiempos de Carlos I y Felipe III– pero el arzobispado de Toledo, a cuya diócesis pertenecía la ciudad, siempre se opuso.
Superado ese obstáculo histórico , el marqués de Cubas se inspiró en la traza de catedrales góticas como la de Reims (Francia) para diseñar el templo. El punto de partida fue la demolición en 1869 de la iglesia de Santa María de la Almudena del siglo XI, hasta entonces la más antigua de Madrid. En 1880, el marqués presentó su proyecto para una iglesia catedralicia neogótica espectacular ante los Reyes Alfonso XII y María de las Mercedes de Orleans , impulsores de la idea. Los restos de la reina fueron trasladados allí en 2000, en cumplimiento del deseo expresado en su día por el rey.
Tres años después, el 4 de abril de 1883, se colocó la primera piedra y, con ella, se creó el ansiado obispado de Madrid-Alcalá , dejando de depender de Toledo. La construcción comenzó por la cripta. Es la única parte original de los planes del marqués de Cubas. Los ventanales, triforios, chapiteles y afiladas agujas de piedra apuntando al cielo de Madrid, se quedaron en el papel.
La parte más impresionante, el cimborrio sobre el crucero, pretendía llegar hasta los 100 metros sobre el suelo frente a los 79 de la de Burgos o los 97,5 de la torre de la Giralda de Sevilla (sin incluir al Giraldillo). Su planta tenía una longitud de 104 metros por 76, 16 metros menos que la de Toledo, y mucho más grande que la de Burgos. La nave mayor iba a medir 32 metros de altura y 12 metros de anchura.
El franquismo sentenció al proyecto gótico
La falta de recursos hizo que las obras avanzaran muy lentamente. Se prolongaron en el tiempo y, cuando en 1899 murió el marqués de Cubas, continuaron con sus planos Miguel Olavarría, Enrique Repullés y Juan Moya. En mayo de 1911 su cripta –la única parte de la catedral que se hizo siguiendo los planos del marqués de cubas– se abrió al culto como parroquia.
Sin embargo, el mayor enemigo del proyecto gótico fue la Guerra Civil. Entre 1936 y 1939 se interrumpió la construcción del templo y, tras la contienda, las obras fueron reanudadas bajo la supervisión de Luis Mosteiro. La falta de dinero para continuar levantando el colosal edificio era cada vez más evidente. A ello se sumó la discusión sobre si el estilo gótico era el más adecuado para la catedral. Los arquitectos de la época consideraron que no estaba acorde con el cercano Palacio Real y se convocó un nuevo concurso para continuar con la obra.
Los arquitectos Carlos Sidro y Fernando Chueca ganaron el concurso y respetaron lo construido. Sin embargo, revistieron el exterior siguiendo un patrón neoclásico, siguiendo la línea del Palacio Real. Las obras se retomaron diez años después de que acabara la Guerra Civil y, finalmente, el 15 de junio de 1993 Juan Pablo II consagró la catedral sin estar aún totalmente acabada.
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