Misterioso hundimiento de la cafetería de Ciencias de la Información
Parte del suelo de las instalaciones de la Complutense se ha inclinado unos diez centímetros. Mientras se averiguan las causas, se ha precintado la zona
Parte de la cafetería de alumnos de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) está inutilizada. Ahora está dividida en dos. Unas vallas con carteles de «Prohibido el paso» separan ambas zonas. El motivo es el hundimiento de una parte del suelo de la zona intermedia, cercana a la barra, que se ha clausurado, y a las mesas situadas en las inmediaciones.
La situación se detectó tras las vacaciones de Navidad, tal y como reza un cartel, situado en una de sus dos entradas, la que comunica con el nuevo edificio, en el que puede leerse: «Desde el 14 de enero no habrá acceso al edificio principal a través de la cafetería».
No obstante, aún no se sabe el motivo del desnivel del terreno. El lugar ha sido inspeccionado por un arquitecto del Rectorado de la Universidad, al que se llamó de inmediato. «Se han levantado todas las arquetas sin resultado y también trajeron un georradar. Ahora, vendrá una empresa para hacer una prospección a fondo con cámaras. Una vez que se detecte el problema se tomarán las medidas necesarias para resolverlo». Así lo explicó ayer a ABC la decana de la Facultad, María del Carmen Pérez de Armiñán.
Se da la circunstancia de que debajo del edificio pasa el Arroyo de Cantarranas, por lo que la construcción se realizó con pilares enterrados a unos 20 metros de profundidad hasta llegar a tierra firme. Esta responsable indica que desde su construcción, hace más de 40 años, ha habido algún movimiento de tierra que se subsanado sin ningún problema.
Sin embargo, en esta ocasión es diferente. «Había cierto desnivel en el suelo del bar desde hacía tiempo que hacía que el firme se desplazara hacia abajo muy lentamente. Sin embargo, el proceso se aceleró durante las vacaciones cuando el descenso fue de unos cinco o seis dedos, unos diez centímetros».
«No hay riesgo de socavón»
Por ello, lo primero que se hizo fue cerrar la zona afectada por motivos de seguridad. «Aunque el proceso está siendo lento confiamos en que pronto se detecte su origen. No se puede levantar todo el suelo pues ello implicaría cerrar la cafetería de un edificio en el que hay 8.000 alumnos. No es necesario. Esperamos que todo se arregle cuanto antes», precisó la decana.
La situación de la cafetería obliga a los usuarios a dar un pequeño rodeo según la parte que quieran utilizar: la del servicio del comedor o la habilitada con microondas. «Son zonas seguras que ya se sanearon hace años», e insiste en que no hay riesgo de que se produzca un socavón.
«Esto se hunde», bromean algunos alumnos. Otros, no saben muy bien qué sucede. «Hay obras, ¿no?».
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