De «Cabeza de cerdo» al «Señor del polígono»: así se repartían los rumanos la Casa de Campo

El primero, en prisión, esclavizó a 350 mujeres a las que amenazaba con descuartizar y echar a los perros. El segundo, muerto por sobredosis a final de año, copió su régimen de terror

De «Cabeza de cerdo» al «Señor del polígono»: así se repartían los rumanos la Casa de Campo Efe

m. j. á.

«Cabeza de cerdo» está considerado uno de los mayores traficantes de mujeres del mundo y el mayor de Europa. De origen rumano, su verdadero nombre es Ioan Clamparu. Conocido también como «Papá», «Padrino» o «Fantasma», aterrizó en España en 1998 y fue ganando terreno en el mundo de la prostitución.

Además, tocó otros palos como la clonación de tarjetas de crédito y los «vuelcos» o extorsión a otras bandas delictivas de compatriotas. Llegó a esclavizar a un ejército de 350 mujeres a partir de las primeras que fueron desembarcando en la Casa de Campo allá por el año 2000 para después extender su red a Marconi de la mano de su lugarteniente, Dorel Inocentiu, el «señor del polígono».

Vejaciones continúas

Engañaba a jóvenes compatriotas para que trabajasen en el mundo de la hostelería o como asistentas. Otras sí sabían cuál era su destino. Rebajó los precios, revolucionó el mercado carnal y llenó el lugar de jóvenes rubias y esbeltas a las que explotaba sexualmente. Pero ninguna estaba preparada para soportar las continuas vejaciones y el estado de esclavitud y terror al que eran sometidas. Las amenazaba con descuartizarlas y arrojarlas a los perros.

Fue detenido en 2001 por la denuncia de cinco chicas, incluida una menor a la que obligó a abortar. Quedó en libertad con cargos y huyó en 2004. Harto de esconderse y cercado por la Policía se entregó en 2011. Un año después fue condenado a 30 años de prisión.

Su relevó lo tomó Dorel, que desde que llegó a España en 1999 fue escalando posiciones en la mafia del Este hasta convertirse en el más fuerte y violento de su especie. Al principio trabajaba para otros cabecillas rumanos a nivel mundial, hasta que logró llegar a la cúspide. Abandonada la Casa de Campo por el cierre al tráfico, en su afán por el control del territorio se topó con un enemigo: Becu. Mientras Dorel tenía bajo control Marconi, Alcalá y buscaba sitio en Parla, su rival hacía y deshacía a su antojo en otros puntos del Corredor del Henares, como discotecas en las que provocaba salvajes ataques por parte de sus matones a causa del control de la seguridad de los locales y la venta de droga. Utilizó los mismos métodos que «Cabeza de cerdo».

Era despiadado con las meretrices y los proxenetas a quienes pegaba palizas para que les entregaran entre 250-300 euros semanales. Su adición a la droga hizo que le detuvieran en 2011 cuando fue a comprar droga a Marconi. Poco después salió en libertad. Su enemistad con Becu provocó el atentado frustrado que le hizo huir a México en donde murió por una sobredosis.

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