El Gin Tonic más castizo
Gin Bear, la primera ginebra hecha en Madrid, nace del trabajo y creatividad de un pequeño negocio familiar
La artesanía y la imaginación de avezados paladares, con la base de la constancia e ingredientes naturales, definen a Gin Bear, la primera ginebra fabricada exclusivamente en la Comunidad de Madrid. Ésta, reconocida en junio de 2014 con el prestigioso premio Master Ginmotive , es la culminación de la metódica dedicación del Alambique de Santa Marta , una empresa familiar que acumula 15 años elaborando licores y orujos en Madrid.
Noticias relacionadas
«Intentamos hacer la ginebra con mucho mimo», asegura Beatriz Sandín, una de las tres hijas que trabaja en la empresa familiar, situada en Ajalvir. Cada fase de la elaboración así lo demuestra, incluso el embotellamiento, de diseño italiano. La detallada destilación, clave para alcanzar la perfección, se hace con un alambique de cobre, «al estilo clásico», como sostiene el padre de la familia, José Manuel Sandín, uno de los creadores. «Es más lento, pero mejora muchísimo la calidad del alcohol», añade. Si una ginebra común macera durante 24 horas, la Gin Bear lo hace durante casi diez días, con quince botánicos diferentes, seleccionados a conciencia. La definición de los productos es tarea de Javier Pulido, experto en la materia y profesor de la Cámara de Comercio de Madrid, a quien la familia destaca como uno de los grandes artífices.
El oso y el madroño
El trabajo, cariño y dedicación se entienden en la nariz, primero, y en la boca, después. Su exclusividad, destaca Sandín padre, está en «el aroma, en el equilibrio entre todos sus componentes»; una armonía donde nada sobresale, sin aristas ni agresividad. «Hay gente que me dice que la tomaría sola», afirma José Manuel, en la misma línea que su hija Beatriz, que avanza que «en nariz te da una cosa y en boca otra distinta; te invade».
José Manuel Sandín confiesa que crear Gin Bear, desarrollada desde hace dos años, era «una asignatura pendiente». Su lanzamiento se hizo efectivo tras el reconocimiento de Ginmotive, y tomó forma como una suerte de homenaje y apuesta por Madrid; de ahí su nombre, Bear (oso en inglés), por el oso y el madroño. «En el inicio del proyecto, nos sorprendió que llamara la atención de la gente que fuera de Madrid, y esto lo convirtió un reclamo en sí mismo», dice Sandín.
Con una producción de 100 botellas por destilación, la idea es que su comercialización se centre en un mercado exclusivo, presente únicamente en tiendas gourmet o establecimientos especializados.