Una perfumería y una quincalla, primeras en instalar los escaparates en Madrid
Cambiaron así el modo de vender artículos en la Villa, donde se solían sacar los productos a la calle
No fue hasta el año 1835 cuando se vio el primer escaparate en Madrid. Concretamente, según Fernández de los Ríos, en la tienda de baratijas La Combe, ubicada en la calle Montera, y en la perfumería Diana, ubicada en Caballero de Gracia. Utilizaron el sistema de escaparates que existían en Londres y París. Diez años después, todos los negocios tenían sus expositores.
Hasta entonces, las pocas tiendas que había en la Villa exponían su producto en la calle, junto a la fachada del comercio. La llegada de los escaparates supuso la desaparición de la decoración callejera, la publicidad y los rótulos populares. A partir de entonces, todo se podía ver a través de la vidriera.
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