golpe histórico a la piratería

Cazan a un clan familiar con dos millones de euros en artículos falsificados

El negocio lo lideraba un español. En Vallecas tenía un taller para grabar logos y un «showroom». Proveía a vendedores de mercadillos navideños de la región

Cazan a un clan familiar con dos millones de euros en artículos falsificados ayuntamiento de madrid

m. j. álvarez

En un día obtenía tranquilamente 5.000 euros. Y se vanagloriaba de ello. El negocio le iba tan bien que no hacía ascos a ningún cliente. Y ahora se estaba preparando a fondo para la campaña de Navidad. Iba a hacer su agosto. Pero tanta avaricia acabó rompiendo el saco y gracias a la colaboración ciudadana, la Policía Municipal ha acabado con el punto más importante de distribución de prendas de ropa de lujo y de sport falsificadas de la región. Eran artículos deportivos: chándals, sudaderas, zapatillas, y otras prendas de vestir, así como calzado, paraguas...

Las marcas copiadas: Adidas, Nike, G-Star, Doce&Gabanna, Ralph Laurent y Channel. Este clan familiar lo integraban cuatro personas que fueron detenidas el 10 de diciembre. El cabecilla era Juan M. M., un argentino de 38 años nacionalizado español. Contaba con dos mujeres que realizaban las falsificaciones a destajo en un taller situado en el Puente de Vallecas y con un encargado de la seguridad. Este grupo abastecía a los rastrillos, tanto de la capital, como de otros municipios de la comunidad.

Sus compradores, que sabían perfectamente el delito que estaban cometiendo, eran tanto vendedores ambulantes legales como ilegales, si bien abundaban los segundos. Sus nacionalidades eran diversas: españoles, suramericanos, marroquíes...

En algunos bares del distrito Centro detectaron a los denominados mochileros, personas que llevaban chándales del Real Madrid y zapatillas de marca y las vendían a turistas en la puerta de restaurantes o comercios.

Además, el cabecilla de la banda vendía al por mayor y a minoristas; es decir, a los vecinos del barrio o a cualquiera que tocaba a su puerta. En la zona iban todos vestidos de marcas caras a un precio módico.

En la operación, realizada por varias unidades de la Policía Municipal se han decomisado 795 artículos, listos para salir al mercado estas fiestas, así como 200.000 etiquetas falsas dispuestas a estamparse en otros tantos productos. Su valor en el mercado habría alcanzado fácilmente los dos millones de euros. «Se trata del mayor golpe contra la falsificación de la propiedad industrial realizada por el Cuerpo de la Policía Local». Así lo han indicado los peritos.

De Cobo Calleja a Entrevías

Pero los agentes municipales lograron acabar con el boyante negocio de Juan, «El argentino» y sus compiches. Y, todo ello, gracias a la colaboración ciudadana. En la barriada de Entrevías tenía dos viviendas. Una de ellas era el «showroom», el lugar en donde mostraba a sus clientes la mercancía. Estaba situada en la calle de Cabo de Creus. Él vivía en la planta superior con su pareja y empleada: María Jesús P. P. de 37 años. En la baja recibía a los vendedores ambulantes que elegían la mercancía entre todo los productos expuestos. También trabajaban a demanda, es decir, fabricaban las copias bajo petición. Así lo explicó a ABC el mando responsable de la operación.

Movimientos sospechosos

Precisamente fue el trasiego de coches aparcados sobre la acera y en doble fila cerca de esta casa lo que hizo que varios residentes llamaran a la Oficina de Denuncias de Puente de Vallecas. Nadie imaginaba lo que se cocía en el interior. Fue a primeros de noviembre.

Las vigilancias permitieron detectar el «modus operandi» de este cuarteto. Muy cerca, en la calle del Padre Llanos, «El argentino» tenía montado el taller, dotado con la maquinaria necesaria para hacer las copias falsas, todas ellas de gran calidad. Bajo su mando estaban su novia, María Jesús y Aroa B. C., de 25 años, que se dedicaban a estampar, bordar y grabar los logos pirateados. Y no podía faltar el encargado de la seguridad y de las relaciones públicas: Jesús T. R., de 29 año, todos ellos de etnia gitana. Lo curioso del «modus operandi» de esta banda era que el cabecilla comproba todos los artículos sin etiquetar en el polígono de Cobo Calleja, en Fuenlabrada.

Después, sus «empleadas» se encargaban de rematar la producción pirateando los logos. «Compraba un chándal por 9-10 euros y lo vendía por 25 o 30 a sus clientes. En los mercadillos pedían el doble», indica el agente.

Lo novedosos de esta operación es que estos delincuentes no pertenecían a las redes que fabrican objetos destinados al «top-manta». Manejaban la falsificación como nadie. Luego, en los rastrillos, de tapadillo, los vendedores mostraban los productos falsos como si fueran auténticos a los compradores. El negocio era redondo.

Para decomisar la maquinaria y toda la mercancía los agentes tuvieron que dedicar dos días, el 10 y el 11 de diciembre, lo que da idea de la cantidad de productos y aparatos que empleaban.

La intervención contra la fabricación, distribución y venta de artículos falsificados ha contado con la participación de la Unidad Integral del Distrito de Puente de Vallecas, la Unidad de Investigación y Coordinación Judicial y la Unidad Central de Seguridad, los conocidos antidisturbios municipales. Estos tuvieron que acudir hasta las viviendas que empleaba la banda, situadas en un territorio hostil para los agentes, con el fin de evitar incidentes.

Cazan a un clan familiar con dos millones de euros en artículos falsificados

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