Tania Sánchez, sola y sin «amigos» en su escaño

adrián delgado

05/12/2014
Actualizado a las 15:33h.

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«Aquí tenéis a uno de Izquierda Unida», bromeaba ayer Ángel Pérez ante la prensa congregada a las puertas del Pleno de la Asamblea de Madrid. Sorprendió con su visita en una cita en la que el orden del día estaba marcado por las enmiendas de la oposición a los presupuestos regionales. Un tema que no llegó a protagonizar la sesión –por la destitución del ya exconsejero de Sanidad, Javier Rodríguez – y que sirvió de excusa para que el portavoz de IU en el Ayuntamiento de Madrid, y cara visible de la «vieja guardia» de la coalición de izquierdas , hiciera acto de presencia en la cámara regional.

Su visita fue, cuando menos, reveladora de la situación que atraviesa la formación de IU en la Comunidad de Madrid. Una guerra abierta que ayer dejó muy claros sus bandos. Por un lado, Tania Sánchez –la candidata a la presidencia regional, acorralada por sus escándalos en Rivas –, con el gesto más serio de lo habitual. Por otro, el portavoz de IU en la Asamblea de Madrid, Gregorio Gordo. En la grada, atento a los movimientos de los suyos, Ángel Pérez. La representante de «los niños» de IU frente a la «vieja guardia» que ha sido derrotada en las primarias del pasado domingo. Ayer, Tania estaba en minoría.

Ni un saludo, ni un atisbo de cordialidad. Sánchez entró en la cámara evitando cualquier contacto con Gordo. Estaba sola. Su «pareja política», el también diputado regional Mauricio Valiente -que se alzó con el triunfo como candidato al Ayuntamiento de la capital- no estuvo presente. Al estrado subió otra histórica, Libertad Martínez. «Ángel, gracias por estar aquí esta tarde», comenzó Martínez ante una imperturbable Tania que no alzaba la vista de su teléfono móvil.

«Izquierda Unida no debería ser una manada de lobos», comentó a ABC Pérez en las escaleras de la tribuna de invitados tras la alocución de Libertad Martínez. Abajo le esperaban Gordo, la propia Martínez sus compañeros, los de esa «vieja guardia» que ahora parece acorralada por la nueva corriente de Tania Sánchez, en las que se señala a Podemos como su «pareja de baile».

«Se ha abierto un proceso en el que lo nuevo –en referencia a Sánchez– se ha enfrentado a lo viejo. Parece que hay gente interesada en que una de las dos partes acabe con todo lo antiguo», explicaba metafóricamente el portavoz de IU en el consistorio madrileño. Una situación que, con gesto triste, asegura que es «contrario a la pluralidad que ha representado siempre Izquierda Unida».

Una nueva «forma de hacer las cosas» que comenzó con la dimisión de Eddy Sánchez y que pretende acabar, antes de tiempo, con la época de Gordo y de Pérez. Ambos renunciaron a presentarse a las próximas elecciones de mayo 2015, lo que no ha impedido que el sector de Tania les haya «invitado a dimitir». Gordo, por su parte, ya ha puesto su cargo a disposición de la coalición de izquierdas.

«Izquierda Unida siempre ha estado al margen de los dogmatismos y debería seguir estándolo», dijo convencido de que el enfrentamiento entre las dos corrientes «parece inevitable». Una nueva manera de decidir sobre el futuro de la formación que «preocupa» a quienes «llevamos tantos años en ella». «La dirección federal debería tomar decisiones al respecto, siempre consensuadas, como lo ha hecho tradicionalmente Izquierda Unida», apuntaba sobre la crisis que afecta a la agrupación madrileña.

Una crisis que se ha traducido, como viene informando este diario, en una fuga de afiliados de juntas locales tan históricas como la de Vallecas, Carabanchel o Usera. La mayoría, procedentes del antiguo Partido Comunista. «Históricos» que huyen de la nueva corriente de Tania, la novia de Pablo Iglesias, que coquetea con Podemos. «La dirección también tiene que averiguar por qué huyen nuestros afiliados en este momento», concluía antes de recibir el abrazo de los diputados Gregorio Gordo, Libertad Martínez o María Isabel Moreno. Dentro, en la bancada de la oposición, Tania seguía sola. Seria e imperturbable.

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