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Paseo por la feria del libro antiguo de Madrid
Los amantes de la vieja literatura tienen una cita obligada hasta el 19 de octubre en la Feria del Libro Antiguo,en Recoletos, desde Prim hasta Colón
![Paseo por la feria del libro antiguo de Madrid](https://s3.abcstatics.com/Media/201410/17/feria-libro-antiguo--644x362.jpg)
La Feria del Libro Viejo y Antiguo la han movido un poco de sitio, por las obras, aunque sigue de ancla mayor en el paseo de Recoletos. De modo que la Feria del Libro Antiguo, en esta edición, la XXVI, asoma al Café Gijón, o al contrario, en mutua vecindad de prestigio literario, aunque el Gijón ya es más bien un local de menú de yuppies al mediodía y no aquella guarida de líricos de postguerra que se emborrachaban de un único café con leche para toda la tarde.
La Feria del Libro Antiguo es lo de siempre, un cruce de galeón y biblioteca bajo el esplendor del otoño madrileño. Lo que uno encuentra en esta Feria es lo previsible, lo maravillosamente previsible: el incunable, o el pergamino, en los tiempos de internet. Eso, y diversas reliquias de añeja encuadernación para lujuriosos de la arqueología editorial. Se trata de la fiesta de la bibliofilia en los tiempos del Twitter.
Estuvimos a media mañana, con el público espaciado, entre dos lluvias, y ahí pudimos huronear más a modo, que es de lo que se trata en estas cosas. Igual encuentras un libro de Ruano, con dedicatoria manuscrita del propio autor; a Ana María Matute, por ciento cincuenta euros, que un ramo de ejemplares de «El guerrero del antifaz», por cuarenta euros. Igual encuentras un título de Rafael Alberti con dibujo autógrafo del poeta, que los títulos diversos de la colección Austral, a tres euros cada obra.
Esta Feria tiene algo de réplica a esa otra feria del libro, la del Parque del Retiro, que es todo un verbeneo bullente donde a veces hay hasta escritores. A la del Retiro va el peatonaje a pasar el rato, como muchos autores, porque firmar firman los de siempre, que son los famosos de la tele. El Paseo de Recoletos, sin embargo, reúne mucho de almoneda del libro, y los transeúntes se afanan en encontrar la rareza editorial o el título de saldo. Y digo transeúntes cuando hay que decir lectores, recónditos y minuciosos y silenciosos lectores.
No toda Feria del libro es una Feria literaria, pero esta sí. En Recoletos no se exhiben autores firmantes, entre otras cosas porque el más vendido suele salir Garcilaso o Quevedo, en edición antigua como la rueda. He visto alguna en primorosa piel gastada, con papel biblia, que sale barata, para ser tan sagrada. Ni cuarenta euros. Pasen, maten la prisa, visiten otros mundos.