Lotería de Navidad
Un décimo «blindado» para repartir suerte
Un papel específico para la Lotería, unas tintas especiales, un código de barras y una numeración específicas son algunas de las medidas de seguridad que contiene cada billete
A poco más de un mes del sorteo más esperado del año, el de Navidad, seguro que ya tiene en sus manos alguno de los 1 70 millones de décimos emitidos este año, 5 millones más que en 2016. Una emisión que se prevé que reparta en premios hasta unos 2.380 millones de euros , según estimaciones de Loterías y Apuestas del Estado (Selae). Para evitar las falsificaciones- e n Selae afirman «no tener constancia» de ningún caso y, en todo caso, recuerdan que ante cualquier duda siempre hay un peritaje por parte del laboratorio correspondiente de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre (FNMT) - el décimo cuenta con una serie de medidas de seguridad más o menos visibles: un código de barras, tintas especiales o una numeración específica. Quizás no lo sepa, pero en sus manos tiene un décimo «blindado» que puede valer un premio Gordo.
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«Un décimo de la Lotería de Navidad es más difícil de imprimir que un pasaporte», confiesa un responsable del Departamento de Preimpresión de la Fábrica de Moneda y Timbre (FNMT) encargada de imprimir todas las emisiones de Lotería Nacional desde 1939 . En concreto, 45 personas trabajan exclusivamente para los 103 sorteos anuales de Lotería Nacional de Selae. Precisamente, los más voluminosos son el de Navidad y el Niño. Pero, ¿cómo se «blinda» un décimo de Lotería? En primer lugar, el papel con el que se imprimen está fabricado específicamente para la Lotería ya que incorpora fibrillas luminiscentes.
También hay algunas tintas que poseen características de seguridad para evitar falsificaciones. En concreto, al realizarse la impresión a través de rotativas offset (bobina a boboina) y hacerlo por cuatricomía, es decir, usando cuatro tintas diferentes (cyan, magenta, amarillo y negro) para los textos se echa mano de una tinta negra con características diferentes y con un azuré (un conjunto de finas líneas) se protege la numeración principal. Un azuré que se modifica en cada fracción, y que dificulta cualquier manipulación de los números. Una protección que también se aplica al código de barras de cada décimo. Por otra parte, el fondo del décimo y la orla se imprimen con un color específico e incorpora una tinta de seguridad.
Como se ha mencionado, una vez impreso el «esqueleto» de cada décimo, este se personaliza con una numeración y un código de barras concretos. Para lo que se usa impresoras láser, bobina a bobina. Como criterio para la numeración se usa un archivo informático suministrado por Selae. Como admiten desde la FNMT, «las principales modificaciones se producen en el logotipo y la firma del presidente de Loterías , pero la situación de los elementos es igual».
Posteriormente, la Fábrica de Moneda y Timbre (FNMT) tiene automatizada el corte y empaquetado de los décimos en paquetes distribuidos por administraciones . Junto a los décimos se adjunta el correspondiente informe con todos los datos de destino. «No hay ninguno igual, ya que se puede establecer dónde se ha hecho y en qué máquina», apuntan desde la institución.
Todo dentro de un proceso de impresión que, en el caso del Sorteo de Navidad, comenzó en mayo y finalizó, en su mayor parte, en junio aunque hasta día antes de que los bombos sentencien (el próximo 22 de diciembre) se irán completando los pedidos de números.