Cinco historias de ganadores de la Lotería de Navidad

¿Qué fue de aquellos que ganaron o repartieron millones con la Lotería de Navidad?

Lotería de Navidad 2019: el sorteo en directo

La Lotería de Navidad no jubila a casi nadie, pero deja enormes alegrías EFE

La mayoría de las veces, la Lotería de Navidad no permite a sus agraciados jubilarse y dedicarse a la vida contemplativa. Tal y como demuestran las hitorias que vienen a continuación, un premio no se asocia con una vida de lujo desde el día siguiente, pero sí llena de alegría barrios y deja una dulce «resaca» entre los agraciados, ya sea en la cuenta corriente, en el ánimo del barrio o en los ingresos que, fruto de la lluvia de millones, se producen en el barrio.

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EFE

Mil nuevos clientes y un tatuaje de recuerdo

Belén Sánchez lleva tatuado el 21015 desde hace unos meses. 21, la edad con la que abrió su negocio. 15, el día que nació. Un número especial que el 22 de diciembre de 2018 tomó un cariz mucho más extraordinario al alzarse con el segundo premio de la Lotería de Navidad . La buena suerte de Belén regó con 15 millones de euros – 125.000 al décimo – a más de 120 personas. Ella fue quien trajo los décimos a la cafetería que regenta en el barrio de La Florida de Alicante desde Almansa (Albacete), su pueblo natal, tras diez años jugando el mismo número.

«Estaba poniendo cafés y una clienta me dijo, señalando a la televisión: “¡ Belén, el número !”», relata a ABC. La noticia corrió como la pólvora a través de las redes de la plataforma «Soy de La Florida», una entidad que dinamiza las actividades de la zona, y los vecinos se acercaron a festejar la buena nueva.

Un año después, Belén habla de aquella jornada regada con cava en el mismo negocio y con mucha nostalgia. «Daría todo por volver a revivir ese momento. Fue el más grande de mi vida. Es una sensación indescriptible y ójala todo el mundo pudiera vivirla alguna vez. Me tiré cuatro noches sin dormir solamente de pensar que con un número de mi pueblo, le había alegrado la vida a mucha gente», recuerda.

Después de todo, el premio « no te cambia la vida » pero «te hace ir más desahogado». Cuenta que mucha gente que incluso lo compartía ha podido comprarse un coche, tapar agujeros, pagar hipotecas... De hecho, Belén le regaló un décimo a una de sus trabajadoras y se ha comprado un piso. « Nunca pensó que sería propietaria », matiza emocionada.

Para el sorteo de este año seguirán jugando el mismo número, aunque ya avisa de que no hay muchos décimos: «Cada día me preguntan quince o veinte personas, pero los pocos que hay los tengo guardados para los clientes de siempre». Lo que sí que va a haber seguro es celebración, aunque no toque. El premio de 2018 lo van a festejar, mientras puedan, todos los 22 de diciembre.

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En Vilalba vendieron varias series del Gordo en 2017 EFE

Un pueblo con los pies en la tierra dos años después de «El Gordo»

E. D. Carruébano.-

El 71.198 puede ser un número como cualquier otro, menos para una parte de los vecinos de la localidad lucense de Vilalba , que ganaron el primer premio de la lotería de Navidad hace dos años. Entonces, la administración de lotería «El Alcázar» vendió 130 series mientras que fueron 500 los décimos vendidos por el Bar Cascudo, cada uno de ellos con un importe de 400.000 euros –320.000 si se descuentan los impuestos de Hacienda–.Desde entonces, los ganadores han mejorado su calidad de vida, pero desde la más absoluta prudencia, tal y como reconoce David Eimil, uno de los encargados e hijo de la dueña del bar agraciado. Él y su familia, además de haber repartido la suerte entre sus vecinos, también han recibido una parte del premio: « Nosotros seguimos haciendo lo mismo, no hemos cambiado nada en nuestra vida, aunque sí que es verdad que es inevitable vivir un poco más tranquilos », admite Eimil . «Yo he querido invertir el dinero en la reforma del bar para mejorarlo», asegura para posteriormente reconocer que su plan es continuar trabajando.

Parece que esa ha sido la tónica general de los agraciados, que no han querido volverse locos con el dinero. Tanto David Eimil como Mari Carmen Fernández, la lotera de la administración, han reconocido que «la gente no ha cambiado» porque « saben lo que cuesta ganarse el dinero ». De hecho, según ellos mismos aseguran, todo sigue igual que siempre. «La gente continúa yendo a trabajar, aunque viven más holgados. Muchos han podido reformar su casa y también comprarse un coche, ahora viven como quieren», admite Eimil, aunque también asegura que saben lo que les ha costado llegar hasta ahí. Mientras, la dueña de la administración, aunque ella no ha sido una de las agraciadas, añade que entiende que «les ha ayudado también a pagar las hipotecas». Además, el encargado del bar agraciado admite que, aunque el premio gordo no llegó a alcanzar a todos los vecinos «al final al que no le tocó directamente le tocó indirectamente», ya que el movimiento económico y un mayor volumen de compras propició un beneficio para los comerciantes de la zona.

El año pasado, la venta de décimos de lotería, tanto en el bar como en la administración, fue impresionante, tanto por la rapidez como por la gran cantidad de boletos emitidos. David Eimil reconoce que la venta, este año, no está teniendo la misma afluencia que en el 2018, pero sí sigue registrando unos niveles muy buenos, tanto que llega a calificarlos como «de locura». De hecho, ya no le queda ninguno por vender: el número 34.858 , también terminado en ocho en lo que parece ya ser una tradición de los últimos años, ya se ha agotado en el Bar Cascudo en tan solo en diez días. «Y porque fui reservándola, sino podría haberse vendido solo en un par de días», bromea Eimil.

Esta es una de las consecuencias de la caída del gordo en Vilalba, junto a que « la gente compra con más alegría, con más ilusión, se vende más. Viene gente de fuera y vendemos mucha lotería », tal y como admite Mari Carmen Fernández, que ve también como su nivel de ventas ha ido incrementando con el paso del tiempo gracias a este premio. Parece que a Vilalba aún no le ha bajado la fiebre del décimo, en un sitio donde, tal y como reconoce David Eimil, «aquí, en Vilalba, hacía falta el dinero, aunque también te digo, ¿a quién no le hace falta?».

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El 03347 fue el número que se llevó El Gordo en la Lotería de Navidad del año 2018 EFE

La superstición del que repite

Cataluña pellizcó el año pasado una pequeña parte del Gordo y sus agraciados aprovecharon, nunca mejor dicho, para «tapar agujeros». Angelina Fusté , propietaria de la administración de loterías de la calle Navas de Barcelona que vendió una serie del 03.347, explica a ABC que no sabe quién fue el agraciado que se los llevó. «La gente me dice que si ya lo vendí el año pasado este ya no me toca», comenta Fusté, que reconoce una ligera subida de las ventas. Este año no repite el número, pero sí tiene otros que acaban en 47, que llama la atención de los más supersticiosos.

Los otros números ganadores en el sorteo del pasado año también esparcieron millones por todo el territorio catalán y, como suele ocurrir en Cataluña, sus agraciados ocultaron la alegría. «A mí me tocaron 6.000 euros, que me sirvieron para tapar agujeros y ayudarme en un momento en que mi marido, autónomo, había sido operado y estaba de baja», relata a ABC Esther Vivanco , propietaria de la Llibreria Esther de Segur de Calafell. En su papelería vendió 140 décimos del 29.031, uno de los quintos premios, lo que supusieron más de 900.000 euros entre los agraciados. Ella, afortunada, se quedó uno.

« Estuvo muy repartido . Mucha gente viene de vacaciones aquí y lo compró en verano», comenta al incidir en que fueron agraciados vecinos del pueblo pero también visitantes de San Sebastián, Italia o Alemania. Recuerda, así, algunas familias humildes «que para comprar el décimo habían hecho un esfuerzo y que gracias al premio pudieron hacer reformas en casa». También una pareja de jubilados que celebró su reembolso con un crucero por los fiordos noruegos.

Entre los galardonados, había también un matrimonio alemán, que suelen pasar cuatro meses al año a este municipio de la costa catalana aprovechando el sol y el calor. « Apenas hablan castellano y vinieron a comprar dos décimos, uno para cada uno de sus dos vecinos y ellos no se quedaron ni uno», explica. Un pellizco como los que vio desde primera línea el año pasado, de 6.000 euros por décimo, «no te arregla la vida pero es un buen apaño, te lo aseguro», sentencia.

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EFE

«Gordo» en Guernica tras 81 años de sequía: «Hay más alegría en todo el pueblo»

Adrián Mateos.-

La penúltima vez que Guernica celebró un premio Gordo de la Lotería de Navidad fue en 1937, apenas meses después de que tuviera lugar el bombardeo que inmortalizó Pablo Picasso. Tuvieron que pasar 81 años para que la suerte regresara a esta localidad vizcaína, y quien la repartió fue Begoña Musatadi , dueña de la administración de la calle San Juan. «Hoy hay más alegría en el pueblo, lo necesitaba», confiesa a ABC la lotera, que en 2018 «regaló» a sus vecinos nada menos que 120 millones de euros.

«Es algo que no te puedes ni imaginar, hay más alegría, las tiendas también están más contentas», asegura Mustadi, que afirma que este año los billetes se están vendiendo más rápido. «A ver si volvemos a ganar», sostiene. La lotera vizcaína vendió la mayoría de los décimos a la taberna Alboka , cuyo gerente, Javier Zarandona , ya explicó que el premio no le llega para «jubilarse», pero sí le permite afrontar la vida de forma más apaciguada.

Bien es cierto que, para la mayoría, ganar el premio «no te cambia mucho» a nivel personal. Quien lo dice es José Antonio Vadillo, de la administración de Abadiño (Vizcaya), que repartió el Gordo en 2016 y el segundo premio de El Niño en 2015. «Es una alegría, pero no es que digas que te jubila —alega—. Te da un poco más de tranquilidad, te llena más a la hora de seguir trabajando y los problemas los llevas de otra manera».

Es recurrente que buena parte del dinero se destine a «tapar» los manidos agujeros, aunque también hay hueco para el confort. Vacaciones y coches son los regalos estrella, pero también es recurrente echar una mano a los hijos y a otros familiares.

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Félix López Rey, con el 47862, quinto premio de la Lotería de Navidad 2018 Guillermo Navarro

El lotero que llevó la luz y el agua al barrio más pobre de Madrid

Si debe ser bonito ganar El Gordo, más bonito debe ser «sacar de pobre» a decenas de personas en uno de los barrios más humildes de Madrid. Algo así ocurrió el año pasado con la Administración que regenta Félix López-Rey , la número 490, que con un quinto premio desahogó a muchos de los vecinos de Orcasitas.

Su administración repartió 75 billetes del 47862. « Por fin se conoce a Orcasitas por algo bueno », dijo entonces el exconcejal de Izquierda Unida y representante vecinal.

Como suele ocurrir, los quintos premios estuvieron muy repartidos por la geografía española (47 provincias resultaron agraciadas). También cayó algo en Doña Manolita , administración mucho más céntrica y mucho más famosa que la de López-Rey. Allí tocaron cuatro quintos premios –47862, 07568, 29031 y 18596– para no perder la costumbre.

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