lotería de navidad
La historia más insólita y triste de la Lotería de Navidad
El hecho tuvo lugar en Leganés, donde la administración número 4 vendió los 400 billetes del Gordo. Mientras todos los vecinos festejaban y descorchaban las infaltables botellas de cava, una persona se mantenía ajena al festejo...
Puede que haya algo casi tan esperado como llevarse unos o muchos euros cuando llega la hora de comprar un décimo de Lotería de Navidad . Son los anuncios de cada año.
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Ya sea por acertados, malos, graciosos o cargados de ternura, nunca dejan a ningún espectador indiferente. Y con la llegada de los «memes», las réplicas no se hacen esperar, sobre todo cuando generan más risas que sonrisas. Sucedió con el de 2013, en el que los protagonistas fueron Raphael , Montserrat Caballé , David Bustamante , Marta Sánchez y Niña Pastori . No sería exagerado asegurar que fue uno de los temas más comentados aquel año...o por lo menos, de aquel mes de diciembre.
El último, por el contrario, conmovió a todos los españoles. Se retrató a la perfección el duro momento que vivía la sociedad, cuando el paro dejaba heridas que parecían que jamás iban a cicatrizar. Manuel , un hombre sin dinero ve cómo todo su pueblo festeja en el bar que frecuentaba por haberles tocado el Gordo. Premio del que él no pudo disfrutar por no tener dinero ese año para comprar su décimo . Pero su amigo camarero, Antonio , pensó en él y el día del festejo, al darle un café, le dejó un sobre: con un décimo ganador. Las lágrimas del actor fueron compartidas por millones de españoles.
Algo «parecido» sucedió el pasado año . Se trataba del Niño, pero la historia era similar a la del anuncio de la Lotería, aunque con una «pequeña» diferencia. El final era terriblemente triste.
El hecho tuvo lugar en Leganés donde la administración número 4 vendió los 400 billetes del Gordo . Mientras todos los vecinos festejaban y descorchaban las infaltables botellas de cava, una persona se mantenía ajena al festejo. Era José, un pintor de 37 años que llevaba veinte años comprándo el décimo de la administración de su amigo.
Sin premio
Por casualidad, o lo que fuera a lo que José haya querido atribuir su mala suerte, ese día, en el que Leganés empezaba la fiesta, él se quedaba afuera porque no había comprado ese año el décimo . Todos los días, al salir de trabajar a las siete de la mañana y después de una dura jornada nocturna, se repetía a sí mismo que tenía que comprar el boleto.
Pero el último día que pudo hacerlo, antes del 5, el cansancio no le permitió esperar dos horas, hasta las 9 de la mañana, para que abriera el local. Se marchó a casa sin décimo, justo el día que se quedaba sin trabajo .
Nadie sabe qué es de la vida de José, ni de sus amigos vecinos. Lo cierto es que el lotero no le guardó un décimo y el anuncio de la Lotería se hizo realidad de la forma más triste jamás pensada.