lotería de navidad
«De momento me voy a Tailandia, no sé si volveré»
Dependientas, administrativos, trabajadores de L'Hospitalet... El tercer premio se ha reparttido íntegro por ventanilla en un popular centro comercial de la ciudad catalana
«Nos abrazamos por mi madre, que la acabamos de perder». Manuela y Pepi Valderrama se funden en un emotivo abrazo delante de los periodistas para celebrar que les ha tocado la lotería. Junto a sus respectivas parejas, Borja y Àlex, adquirieron dos décimos del número 7.637, agraciado con el tercer premio de la Lotería Nacional y vendido íntegramente en el número 37 de L’Hospitalet de Llobregat (Barcelona), administración ubicada en el complejo comercial de Gran Via 2.
Sentimiento agridulce de las dos hermanas, que con lágrimas en los ojos han agradecido su suerte mientras dedicaban el premio a su difunta madre. «Nos ayudará a superar este mal trago, a pasar algo mejor estas duras navidades», dice Manuela. «La perdimos el pasado día 17 y sé que gran parte del premio irá a parar a sus 13 nietos y cuatro biznietos», añade su hermana Pepi.
Tras ellas, una marea de cámaras y fotógrafos apuntaban hacia la ventanilla de la Administración que ha repartido 80 millones de felicidad (ha vendido las 1 60 series íntegras del número agraciado ), donde asoma Clara con la esperada botella de cava para escenificar el tradicional descorche. Tras la celebración, aún con el frasco goteante, esta administradora festeja haber podido repartir tanta ilusión entre los vecinos del barrio. «Ha sido muy repartido, la suerte ha llegado a muchos trabajadores del complejo comercial », afirma en declaraciones a ABC. Es el primer premio que reparte este establecimiento desde que abrió sus puertas hace diez años. «Pedí el número porque acababa en 37 y es el mismo número de esta administración, la 37 de L’Hospitalet», explica.
Entre los vecinos que han resultado agraciados se encuentran los dependientes de la tienda de bisutería y complementos colindante al puesto de lotería. «¿Qué dices? ¿Que te marchas a Tailandia?», le pregunta Esther a su compañera Sara. «De momento me voy y no sé si volveré», responde. Son dos de los siete empleados de la tienda que se repartirán los 50.000 euros del décimo que les ha tocado .
También hacen planes los dependientes de la tienda de moda New Yorker, muy próxima al 37. Beatriz y Juan, dos de los nueve trabajadores que también compartirán un décimo, llegaron a Cataluña hace solo tres meses (él es de Zaragoza y ella de Madrid) y, según dicen, «han traído la suerte a sus compañeros de trabajo». «Ha sido llegar y besar el santo», dice Beatriz mientras abraza a su colega Angara, que aún no da crédito. Fabián, un simpático taxista, explica a su mujer custodiado por micros y cámaras que le ha tocado la lotería. «Mónica ven para acá. Nos ha tocado», le dice a su esposa que se encuentra en Madrid.
Empieza a dispersarse la prensa y llega una nueva agraciada. Junto a sus dos hijos, Kati, vecina de L’Hospitalet pero natural de Navarra, explica que «al fin le ha llegado la suerte». «Sabía que tocaría, llevo muchos años con este número porque acaba en 37, justo el número del nicho en el que está enterrado mi padre», explica esta barcelonesa que dice que utilizará el dinero, en parte, para pagarle el carné de conducir a su hija.
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