El Fescigu más grande que casi no es

El Festival de Cine Solidario de Guadalajara cumple trece ediciones estrenando actividades paralelas en la calle

El Fescigu más grande que casi no es mausba foto

P. BIOSCA

El Festival de Cine Solidario de Guadalajara cumple trece ediciones el próximo 29 de septiembre, estrenando actividades paralelas en la calle

Corría el año 2003 y Luis Moreno, Montse de la Cal y otros jóvenes de la provincia de Guadalajara, a través de la asociación Cinefilia (creada en 1996) se les ocurre organizar el I Festival Nacional de Cine de Guadalajara . Con más ilusión que experiencia comienzan a colocar las sillas apiladas que les ha dejado el Ayuntamiento en el Palacio del Infantado, donde tendrá lugar este «experimento» cultural alcarreño.

« Coloca solo 100 sillas, que si no viene gente esto va a quedar muy desangelado », comentan mientras las van poniendo en filas. Solo hay dos secciones y tampoco esperan una afluencia masiva de público. Pero el efecto llamada hace su aparición y ese centenar se queda corto para dar asiento al público que va llegando. Las sillas se quedan cortas para toda la gente que acude, ante el asombro de los jóvenes, que ven la buena respuesta de una Guadalajara inquieta.

«Ahí es cuando nos dimos cuenta de que hay una demanda por parte de la ciudadanía guadalajareña de un festival de cine», recuerda Luis Moreno , hoy director de esa «locura» que cumple trece ediciones (aunque a punto ha estado de saltarse esta) el próximo 29 de septiembre, hoy con once secciones, actividades paralelas y convertido en referente en el circuito de los festivales de cine en España por la calidad de su programación .

Reconvertido en el Festival de Cine Solidario de Guadalajara (Fescigu, como todo el mundo conoce este encuentro), cada año basa su programación en una temática social concreta. Este le toca el turno a la visibilidad de las personas con discapacidad . «Era un tema que teníamos rondando desde hacía años, lo que pasa que siempre hay varios y solo se puede escoger uno», explica Luis desde el despacho de su casa, también el centro de operaciones del Fescigu este año, ya que la incertidumbre económica ha hecho peligrar la organización del festival hasta el último momento. «Al final, muy tarde, han entrado fondos privados -de la Obra Social La Caixa y el Corte Inglés-, pero aún estamos esperando la resolución de las subvenciones del Ayuntamiento». Tan tarde que «el trabajo de seis meses se está haciendo en tres», dice Luis.

Se puede imaginar el volumen de trabajo al ver tres escritorios con papeles hasta arriba, y el ordenador encendido con varias pantallas abiertas a la vez. Sin embargo, esta estampa podía no haber sucedido: el pasado mes de abril la dirección del Fescigu se reunió ante la falta de fondos, que se limitaban a lo que habían conseguido a través del crowdfunding. « Fue un empeño personal mío continuar esta edición , porque pensaba que era un año atípico por las elecciones y que podría cambiar algo en la gestión cultural municipal», recuerda el director.

Deuda de 18.000 euros

Sigue adelante sí, pero reducido casi a la mínima expresión, porque contaba con una deuda del año anterior de 18.000 euros . «Llevamos unos años con pérdidas, pero no tanto; por eso teníamos claro que había que hacer algo chiquitito». Y así se planeó hasta junio, cuando empezaron a entrar patrocinadores potentes. «A partir de ahí se aumentó la cuantía de los premios y se organizaron más actividades. De hecho, creo que es la edición con más eventos paralelos a las sesiones y la gala en el Buero Vallejo».

Para organizarlo trabajan unas 30 personas , una veintena contratados más otros diez voluntarios que en estos últimos días están echando del orden de unas trece horas diarias, incluidos los fines de semana. Luis se dedica durante todo el año a preparar estas jornadas, aunque la mayoría compagina su trabajo diario con los meses anteriores de estrés hasta que se celebra el Fescigu. «Lo ideal sería, ya que somos solidarios con el cine y la sociedad, serlo con nosotros mismos y tener unos horarios y una remuneración acorde», reconoce.

Además de este anhelo, el objetivo es «seguir manteniendo el nivel de exigencia y de programación » que les ha merecido el título de festival preseleccionador de cortometrajes para los premios Goya . Un valor añadido a una actividad cultural que hace que unas 9.000 personas se pasen por las butacas del Buero Vallejo durante una semana a disfrutar de los 78 cortos (seleccionados de entre los 505 presentados y provenientes de 35 países) repartidos en las once secciones que componen esta cita con el cine.

El festival cuenta con tres premios en la Sección Oficial, dotados con 2.000, 1.000 y 500 euros, y otro en la Sección de Requetecortos, elegido por el público, dotado con 500 euros y 40 envíos a festivales a través de la plataforma MoviBeta. Además de los visionados, la inauguración contará con la actuación del Orfeón Joaquín Turina e incluirá un coloquio sobre el cine y la discapacidad moderado por el periodista Andrés Aberasturi.

En la gala también se entregará el premio a la artista comprometida Obra Social La Caixa, que ha recaído en la medallista paralímpica de esgrima Gema Hassen-Bey. Los premios a los mejores cortometrajes se entregarán en la gala de clausura, que se celebrará el 3 de octubre y que contará con las actuaciones de Patricia Krauss, el Psico Ballet de Maite León, el Quinteto de Jazz Ama y Diego Galaz.

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