El vecino de Pastrana que tiró la ermita: «El alcalde debería darme las gracias»

Según Jacinto Vereda, procedió en base a una ley que permite recuperar el dominio público, en este caso la calle sobre la que estaba ubicado el edificio

p. biosca

Jacinto Vereda, el vecino de Pastrana que ha demolido la ermita de Pastrana catalogada de Bien Especialmente Protegido, ha asegurado que el alcalde debería «darle las gracias» tras proceder al derrumbe del inmueble, ya que sostiene que su acción está amparada por el artículo 68 de la Ley de Bases de Régimen Local en la que se contempla, según ha explicado Vereda tras ponerse en contacto con ABC, la «acción vecinal sustitutoria» para recuperar espacios de dominio público, en este caso, la calle sobre la que según Vereda estaba ubicada la ermita.

«El Ayuntamiento tiene el deber ineludible de proteger el dominio público, y esa ermita está en una calle de dominio público. Después de remitir varios escritos durante años, ejercí mi derecho y tras avisar el pasado 4 de abril al Ayuntamiento, les dejé un plazo de más de 30 días, que es lo que corresponde por ley. A resultas de que el alcalde no ha cumplido con la ley, he ejercido la acción vecinal sustitutoria, porque la ermita estaba sobre esa calle», ha explicado Vereda, quien se ha mostrado molesto por las acusaciones de «alevosía» por parte del alcalde de Pastrana, Ignacio Ranera, en un comunicado enviado a los medios y publicado en la página web municipal.

[Consulte la versión del Ayuntamiento aquí]

«No he hecho nada con alevosía, ya que comuniqué al Ayuntamiento el día anterior que iba a llevar a cabo dicha acción», ha asegurado Vereda, a quien no le preocupan las acciones legales ya que dice tener «todos los papeles» para demostrar que ha actuado conforme a la ley. «Debería darme las gracias, porque además he pagado yo de mi bolsillo la demolición, que debería haber corrido a cargo del Ayuntamiento», ha manifestado.

«No tiene nada de valor arquitectónico»

Sobre la catalogación de la ermita como Bien Especialmente Protegido, Vereda discrepa: «No tiene nada de valor arquitectónico que proteger. Les he preguntado en base a qué informe técnico merece la protección hasta tres veces, porque se lo quería rebatir, pero nunca me han contestado». Asegura que la ermita se asienta sobre una calle y que se construyó posteriormente a la casa, por lo que tapa sus ventanas. El inmueble perteneciente a Vereda es una herencia familiar que con el paso del tiempo se derrumbó parcialmente hasta quedar en estado de ruina. Ahora, busca recuperarel terreno y hacer una nueva casa, pero remarca que en ningún caso su intención es edificar sobre el terreno donde estuvo la ermita.

La Ley de Bases de Régimen Local contempla en su artículo 68 que «las Entidades locales tienen la obligación de ejercer las acciones necesarias para la defensa de sus bienes y derechos», pero complementa que «cualquier vecino que se hallare en pleno goce de sus derechos civiles y políticos podrá requerir su ejercicio a la Entidad interesada. Este requerimiento, del que se dará conocimiento a quienes pudiesen resultar afectados por las correspondientes acciones, suspenderá el plazo para el ejercicio de las mismas por un término de treinta días hábiles». Pasado ese plazo, si la entidad local (Ayuntamiento, en este caso), «no acordara el ejercicio de las acciones solicitadas, los vecinos podrán ejercitar dicha acción en nombre e interés de la Entidad local». Sobre este punto se apoya la actuación de Vereda.

Por otro lado, según ha querido precisar Vereda sobre cómo transcurrieron los hechos el día de la demolición, los trabajadores comenzaron a trabajar «a primera hora de la mañana, a la misma hora que todos los obreros», y que tardaron más de dos horas en los trabajos previos de desmonte y retirada del altar -que, precisa, se ubicaba sobre la pared de su propio inmueble- y de una imagen, enseres que embalaron y dejaron delante de la ermita de San Sebastián para que no sufrieran desperfectos y que por eso pidió las llaves de la ermita.

Entonces apareció el alcalde, quien le espetó que se parasen las obras. «Y se tuvo que callar, porque en el momento en que yo ejerzo la acción vecinal sustitoria el Ayuntamiento soy yo, y tengo las mismas potestades», asegura Vereda.

«Me quieren poner como el malo»

«Yo lo único que he hecho ha sido recuperar un bien para los vecinos, y ahora me quieren poner como el malo», manifiesta Vereda, quien dice esperar las acciones legales para que le den «la oportunidad» de explicarse y que sea el Ayuntamiento «quien quede en evidencia». Vereda alega las molestias por vivir con una ermita delante de su casa, a escasos centímetros de su ventana: «Los 12 o 15 que son de la Cofradía vienen una vez al año, pero somos los demás los que lo padecemos». Además asegura que la inacción por parte del Ayuntamiento viene motivada por el interés del alcalde para «no enemistarse con los hermanos de la Cofradía».

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