«Caso Asunta»

El fiscal abre la puerta a que Porto asfixiase sola a la niña, pese a existir un plan común

«El padre fue más listo que la madre y se buscó una coartada propia» defiende la Fiscalía

El fiscal abre la puerta a que Porto asfixiase sola a la niña, pese a existir un plan común efe

patricia abet

«El jurado popular tiene que valorar si este crimen ha sido cosa de dos». Así de directo arrancó ayer el fiscal del caso por el asesinato de la niña Asunta Basterra su alegato final tras tres intensas semanas de juicio. Unas esperadas conclusiones en las que el representante del Ministerio Público insistió en sembrar en los nueve encargados de dictar el veredicto un hecho clave : «En derecho es tan asesino el que dispara con un fusil como el que le proporciona el arma para hacerlo», les dijo . Sobre esta base, Jorge Fernández de Aránguiz mantuvo que la muerte de la pequeña fue acordada y planeada por sus progenitores con meses de antelación , aunque introdujo una variación sobre su idea inicial. Alfonso Basterra podría, en su opinión, no haber participado del momento de la muerte . O lo que es lo mismo, la madre pudo encargase sola de asfixiar a su hija y de abandonarla después en la cuneta de una pista forestal cercana.

Sobre cómo Rosario Porto pudo llevar a cabo este traslado, el fiscal aclaró que la niña fue arrastrada y apeló a las circunstancias emocionales de la acusada en aquel momento para aumentar su fuerza corporal . Al padre no lo sitúa en el lugar donde apareció el cadáver, pero sí desliza que hay indicios que podría localizarlo en la finca donde la mataron. Sea como fuere, el representante público da por probado en su relato del crimen que la madre de Asunta estaba con ella cuando murió , y le achaca directamente la práctica de la sofocación alrededor de las 19 horas del 21 de septiembre. El arma del crimen la deja en el aire y aventura dos hipótesis: la mascarilla con los pañuelos de la papelera o la funda de la almohada que nunca llegó a encontrarse.

«Miente según le conviene»

Según su relato, Rosario Porto mató a su hija en una habitación de la casa, la tumbó en el suelo de la parte trasera de su Mercedes y la dejó en el talud . De ahí, explica Aránguiz, que el cuerpo estuviese «colocado y no arrojado» porque «al fin y al cabo, había un vínculo emocional», incidió. En este punto, el fiscal también sacó a relucir la falta de experiencia de los acusados. «No son asesinos profesionales, y eso se nota . Las cuerdas quedaron junto al cuerpo y erraron sobre la hora a la que podrían encontrar el cadáver», expuso para llevarse al tribunal a su terreno y mantenerse en su petición de 18 años de prisión para cada uno de los acusados.

La culpabilidad de Alfonso Basterra, radica, en opinión del fiscal, en que él fue la cabeza pensante . Contra el padre de la menor cargó duramente al reconocer que «Basterra miente según le conviene» y exponer un móvil del crimen plausible. «Estoy convencido de que Alfonso buscaba recuperar a Rosario y, con ella, su modus vivendi. Eso encaja con un individuo meticuloso a la hora de planear». Y el fiscal fue más allá al asegurar —ante las evidentes negativas y los gestos del propio acusado— que «él fue más listo que ella y mientras la madre se deshacía del cuerpo, él ya se estaba montándose su propia coartada».

En la misma línea apunta el relato de la acusación particular personada en la asociación Clara Campoamor . Para la abogada encargada de elaborar las conclusiones finales, el crimen tiene detrás un móvil económico. « A nadie se le escapa que Basterra no tenía ni oficio ni beneficio y que antes del divorcio vivía del patrimonio de Rosario», expuso para apoyar su tesis. La misma letrada aseguró que hay una versión de los hechos que pesa sobre todas las demás, y es la de la propia Asunta. « La niña habló y nos dio pistas suficientes antes de morir sobre qué estaba pasando y quiénes lo hacían» , reseñaron en referencia a las confesiones sobre la ingesta de polvos blancos y episodios de somnolencia que la pequeña relató a sus maestras. «Obviamente, Asunta percibió el peligro y vivió una situación terrible» , insistió la acusación particular para apuntalar su petición de 20 años de prisión para cada uno de los padres.

La defensa mutua, en el aire

La palabra la tendrán hoy las defensas de los dos acusados por el asesinato de la pequeña, que se abrazarán a la falta de móvil y a que algunos análisis periciales (como el de la tierra de la alfombra del coche y el de la conexión de las cuerdas naranjas) no son determinantes. Después de las exposiciones de sus abogados, Rosario Porto y Alfonso Basterra tendrá la oportunidad de dirigirse al jurado y decidir si mantienen su estrategia de defensa mutua, o ya no. A un viraje in extremis de las defensas de los dos acusados apuntó ayer el fiscal del caso, que le llegó a dirigir a Basterra un elocuente: «Si esto es solo cosa de su mujer, ¿por qué no dejan de piropearse y se rebela?».

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