Letras mejor que barbas

El pacto de asalto a la Diputación de Lugo, suscrito entre PSOE y BNG con las consabidas clásulas ocultas, incluye el blindaje del actual status quo en el Ayuntamiento de la capital, esto es, desactiva cualquier posibilidad de una moción de censura. Así las cosas y con los concejales de Lugonovo acampados en terrenos de ingenuidad, únicamente la unipersonal representación de ACE (marca coyuntural de los pecios de Esquerda Unida) parece dispuesta a ejercer funciones de verdadera oposición desde emplazamientos de izquierda. Todo lo demás va a ser, salvo sorpresa mayúscula, aguachirle y nada entre dos platos.

De modo que, les guste o no, los lucenses que quieran conocer las dos caras de la moneda municipal tendrán que estar atentos a la hoja de ruta que señale ACE. Para empezar, su denuncia sobre la intermediación del hijo de una concejala en los contratos de espectáculos incluidos en el programa de las fiestas patronales puede terminar en un escándalo mayúsculo. La acusación es ciertamente gravísima, porque la concejala señalada con el dedo es precisamente la responsable del área en la que recae todo lo relacionado con la organización de los festejos ahora bajo sospecha. Pero el empeño, encomiable, de ACE por levantar de una puñetera vez las alfombras de la casa consistorial exige, además de tesón y voluntad, fiabilidad. No se pueden hacer según qué tipo de aseveraciones sin acreditarlas con datos contrastables y sin el aval de los papeles. Ni se puede tampoco inhabilitar laboralmente a alguien por el hecho de ser hijo, hermano, primo o cuñado de una concejala, de la vicepresidenta del Gobierno o de la reina de España. Ventajas en razón de familia, ninguna; pero desventajas, tampoco. El campo de las presunciones es prácticamente ilimitado, pero el de las pruebas fehacientes suele ser muy reducido. Ya lo decían nuestros mayores: donde letras hablan, barbas callan.

El portavoz lucense de ACE ha demostrado coraje destapando lo que puede ser otra más de las abundantes corruptelas municipales. Veremos ahora si es capaz de sustentar su denuncia con pruebas. Si no lo es, habrá que recordarle lo fácil que es pasar de héroe justiciero a cantante mañanero.