El PSOE recupera la Diputación de Lugo tras superar una crisis interna

El alcalde de A Pontenova, Darío Campos, sucede a Elena Candia y se proclama continuador de Besteiro

El PSOE recupera la Diputación de Lugo tras superar una crisis interna efe

marcos sueiro

Darío Campos se convirtió ayer en el nuevo presidente de la Diputación de Lugo tras prosperar la moción de censura contra la popular Elena Candia, firmada por todos los diputados del grupo socialista y los dos representantes del BNG en la corporación provincial lucense. Lo que estaba previsto que ocurriese el 24 de junio se convirtió en realidad este 8 de octubre gracias a que el diputado socialista «díscolo», Manuel Martínez, cedió en sus pretensiones presidenciales y decidió acatar las instrucciones del secretario general del PSdeG y el ultimátum nacionalista. Hasta la fecha, la dirección del partido obrero ha tratado de normalizar la cesión de Martínez y los portavoces de la coalición progresista y nacionalista presentaron la moción como «el resultado de la voluntad de la mayoría de los ciudadanos de la provincia de Lugo».

El presidente del organismo provincial y alcalde de A Pontenova, Darío Campos, tanto en la presentación formal de su candidatura, como en el discurso pronunciado tras su elección, se disculpó por «el error». El nuevo mandatario aclaró que el pasado 24 de junio «sucedió lo que nunca debería haber sucedido», porque se negó «la decisión mayoritaria de los lucenses» y se dejó «caer en manos del Partido Popular el gobierno de la Diputación» . Por ello, pidió «disculpas públicas a los lucenses», al considerar que es un acto de «justicia y de dignidad hacerlo» . No obstante, y a modo de disculpa, dejó entrever que el tiempo transcurrido sirvió para que «los ciudadanos no solo no tuvieran las políticas de futuro que mayoritariamente reclamaron» en las urnas, sino que sufrieron acciones «destructivas, caciquiles y basadas» en la premisa de que «la Xunta invita y la Diputación de Lugo, con dinero de todos los vecinos de la provincia, paga». Recogiendo estas mismas ideas, y tras ser proclamado presidente por la mesa de edad, avanzó que trabajará «para todos los ciudadanos con humildad, honradez y con ganas de hacer política» , para resolver «los problemas de todos y cada uno de los más de 350.000 lucenses».

El presidente de la Diputación evitó referirse al papel que desempeñará el «díscolo» Martínez y no concretó el ofrecimiento que le realizaron para que cambiase de criterio . En este sentido, el propio Martínez avanzó a los periodistas que después de la celebración del pleno de organización ofrecerá una rueda de prensa para dar su versión de los hechos.

El tercer elemento de la censura contra Elena Candia estuvo representado por el BNG . Los nacionalistas se encargaron formalmente de truncar la aspiración de Martínez de ser el presidente debido a su imputación por una obra en Portomarín. Tras la votación, el portavoz Antonio Veiga, parecía satisfecho y en su intervención previa censuró duramente a los populares. El nacionalista acusó a Candia de querer «llevar a la provincia a la caverna del caciquismo» y citó como ejemplo «los 30 convenios suscritos con ayuntamientos del PP». Afirmó no tener ninguna duda de que «la mayoría de la provincia es progresista y nacionalista» y reivindicó la tarea de los gobiernos de Gómez Besteiro.

«Muchas malas prácticas»

El pleno de censura contra la expresidenta Candia sirvió desahogo a la primera mujer presidenta de la institución. Según dijo, la máxima del gobierno del PP «fue cumplir con el mandato de las urnas» y denunció que se encontró con «numerosas y malas prácticas». Elena Candia aseguró ante sus compañeros diputados: «Durante este tiempo me sentí tratada como una enemiga» y dejó claro que sus «decisiones pretendían recuperar el reequilibrio territorial de la provincia» . En términos similares se pronunció el portavoz del PP, Juan Carlos Martínez , quien instó al nuevo presidente a «poner orden y limpiar la Diputación». El conservador no se olvidó de Martínez y le espetó: «¿Dónde está su dignidad?», porque dijo «o soy presidente o nada, y ni es presidente, ni es vicepresidente y delegado de Obras veremos por cuánto tiempo», dado que «una vez que ha dejado de ser útil», acabará «arrinconado», como ya le hicieron al secretario provincial, Juan Carlos González Santín, o al exalcalde Orozco.

Entre los asistentes al pleno estuvo el presidente del PP de Lugo, José Manuel Barreiro , quien volvió a referirse a la censura como «la moción de la desvergüenza» y aludió precisamente a la «vergüenza» como la razón «por la que el señor Besteiro no la presenció». Tras los reproches reconoció legitimidad a la censura.

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